Washington, dominicanos y haitianos

NUEVA YORK. Aunque nació en la República Democrática del Congo, Patrick Gaspard es haitiano. Y creció en los Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los estrategas y organizadores sindicales más efectivos y respetados de la nación. Él organizó y dirigió el triunfo electoral de Barack Obama, quien terminó nombrándolo director político de la Casa Blanca, ahora renunció para organizar la campaña reeleccionista obamista. Un negro en la Casa Blanca, y un haitiano como su estratega y asesor principal sigifi can un cambio radical en el panorama político. Por eso, en su primer viaje a la isla como secretaria de Estado, Hillary Clinton viajó primero a Puerto Príncipe, luego a Santo Domingo. Antes, el itinerario era primero Santo Domingo, después Puerto Príncipe. Cuando el embajador Raúl Yzaguirre condena los linchamientos de haitianos que sienpre quedan impunes, cumple con su trabajo, su responsabilidad humana y su historia personal. Como niño, Yzaguirre vio a su abuela desvelada en las madrugadas, temiendo que lincharan al abuelo retornando de su segundo empleo. Entonces en Texas linchaban mexicanos como hacían con los negros en las plantaciones sureñas, como hoy linchan haitianos en la República Dominicana. Acusar a Yzaguirre de “injerencia” en los asuntos internos dominicanos porque condena los linchamientos, es defender esas atrocidades promoviendo la más enfermiza concepción del nacionalismo. Es una vergu¨enza nacional que un embajador extranjero nos demande un mínimo de decencia y humanidad en el trato a nuestros vecinos y hermanos haitianos. Sólo los racistas lunáticos y cavernarios pueden defender los linchamientos como actos de “soberanía”. Los crímenes contra haitianos siempre quedan impunes. Muchos ingenieros, incluídos contratistas ofi ciales, explotan y estafan trabajadores haitianos pero las cortes laborales siempre fallan contra los agraviados. Promover el enfermizo nacionalismo anti-haitiano dándole poder político a representantes de esos grupos recalcitrantes signifi ca buscarse un serio problema con Washington.