SONDEO
¿Por qué cerrarle el paso?
Partiendo de cero y de un bajo perfil que debió dejar atrás por la sola condición de ser la Primera Dama, la doctora Margarita Cedeño de Fernández se ha ido abriendo espacio en el partido morado y en el país por su trabajo y por su talento. Aunque a algunos intereses mortifique, sensibilidad y capacidad son factores que le adornan y le han abierto puertas en la sociedad, no que se los haya añadido la condición de esposa del Presidente de la República. Siendo así, ¿por qué el intento de cerrarle el paso o regatearle oportunidades que, además de figurar como derechos ciudadanos en el texto constitucional y en el partidario, forman parte de una corriente que ha ganado buen terreno en los últimos tiempos? Aunque el machismo dominicano ceda poco y mantenga vivos sus viejos prejuicios, compartimos la idea de que ya el país está preparado para que una mujer pueda gobernarlo (doña Milagros abrió el camino). Claro, tratándose de una Primera Dama cuyo esposo sea eje de la política y esté supuesto a un retorno, el caso se torna espinoso y curioso, dando pie a múltiples incógnitas difíciles de despejar en lo inmediato. De entrada, y aun sabiendo el buen posicionamiento de doña Margarita y la “reserva” con las firmas aquellas, está el riesgo de la faja del jefe de Estado, porque en la eventualidad remota de una derrota de su esposa, y si a él le cierre la puerta del 16, perdería tres veces. ¿No es mucho exponerse? Por demás, se renuevan los riesgos y temores de una fractura de la unidad interna del PLD, que sería una invitación a alejar el triunfo, de no producirse un acuerdo de alta política y de suma inteligencia que garantice una fórmula electoral Danilo-Margarita o Margarita-Danilo, según queden los números en la convención. Para eso habría que ir, con vocación de poder y con los pies en tierra, preparado para ser primero o ser segundo, sin que en esta etapa se reabran heridas, subestimando posibilidades de una de las partes o sobredimensionando las de la otra, como ha ocurrido en los últimos días en doble dirección. Eso no resuelve ni conviene. Un detalle: para que el Presidente pueda cumplir con el papel de árbitro que prometió, es necesario la prudencia para con su figura y su liderazgo, sin provocarle ni matarle el amor propio con cosas que “marchiten su Margarita”.

