SONDEO
Dos en la reserva
Soy de los que piensan que el ex fiscal José Manuel Hernández Peguero, probado ya en materia de derecho y en el ámbito complicado de la justicia, es un pilar sub-utilizado o desperdiciado por el gobierno y el PLD. Ojalá que su pase al banco, tras su tránsito de cuatro años por el Ministerio Público y el pasado intento en política, sea para algún fin positivo y superior y que en cualquier momento sea llamado a entrar en juego. Lo decimos porque en función de lo que fue su desempeño, de sus condiciones y también de sus contactos a nivel de influyentes áreas del poder, es figura que está en reserva y que en cualquier coyuntura especial pudiera recibir una señal de las alturas políticas para que asuma una determinada responsabilidad. Quizá por eso mismo es que el doctor Hernández se sabe sin funciones, pero no de vacaciones, y cada cierto tiempo fija su posición y aporta a la nación sugerencias específicas sobre aspectos que mortifican y gravitan sobre la suerte de todos, como es el delito en sus diversas facetas. En ese sentido, es oportuno el planteamiento del ex fiscal sobre la necesidad de una legislación especial con miras a endurecer las penas contra delitos graves actualmente en auge en el país, como secuestro, sicariato y obstrucción de la justicia, con amenaza e intimidación a testigos y víctimas, para lo cual sugiere aumentos en el castigo que bordeen el límite de los 50 años. Parece que procede tomarle la palabra a Hernández. Otro amigo en el banco, sacrificado tras su denuncia responsable de hace unos dos años en la Catedral sobre los conflictos en el pleno de la Cámara de Cuentas, es el licenciado Andrés Terrero. Dicho profesional, no reivindicado todavía y al que la pequeñez de mira le ha regateado hasta las prestaciones que le corresponden, debe sentirse satisfecho, sin embargo, porque su sacrificio parece que valió la pena. Veamos: la Cámara de Cuentas redujo sus miembros de nueve a cinco, y ya no será el Ejecutivo el que los escoja mediante terna, sino la Cámara de Diputados. Asimismo, quedó al descubierto la necesidad de más recursos y de más vigilancia del Congreso sobre sus pasos y acto, entre otras cosas.