Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Ayuda urgente para Samaná

Avatar del Listín Diario
Lic. Vinicio A. Castillo SemánSanto Domingo

Transcurrían los primeros años de la década de los ’70, siendo quien escribe apenas un niño, tuve mi primera conciencia sobre lo que, desde entonces, he considerado el lugar más bello de nuestro país: la Península de Samaná. En aquel entonces ir a Samaná por carretera era una verdadera odisea. Visitaba, junto a mis padres y a mis hermanos, todos los fines de semana a Samaná. Para hacerlo, teníamos que tomar la ruta de Hato Mayor y Sabana de la Mar y desde ahí embarcarnos para cruzar la inigualable Bahía de Samaná hasta la sección de Anadel, donde mi padre tenía una modesta casa con un pequeño muelle. Recuerdo como ahora, cómo el Presidente Balaguer iba de manera constante cada sábado, en helicóptero, a supervisar personalmente con los ingenieros, la construcción total de lo que se conocía como el viejo pueblo de Samaná. El Dr. Balaguer, que veía después de la curva y pensaba en lo que sería su país en un futuro que no conocería, invirtió en Samaná, quizás como ninguna otra provincia. Aeropuerto, puerto de gran calado, viviendas, hoteles, carreteras, escuelas, iglesias e infraestructura de todo tipo, para preparar a Samaná en su envidiable potencial turístico y de desarrollo. Salido del poder en 1978, Samaná entró en una fase de más de veinte años de olvido y de deterioro, de todas aquellas formidables obras que había realizado el gobierno del Dr. Joaquín Balaguer, hasta que en el primer gobierno del Presidente Leonel Fernández se iniciara el proyecto de poner a Samaná a dos horas del Distrito Nacional, al través de la super carretera que hoy conocemos como de los Haitises. Dicha vía, vital para el desarrollo de toda la provincia, después de años de ilusión y esperanza para toda esa olvidada zona de nuestro país, se hizo realidad el año pasado, catapultando las expectativas de desarrollo de Samaná, lo que fue completado con el anuncio de la reconstrucción de los accesos viales que conducen a la provincia y el llamado Boulevard del Atlántico. Pese a esas grandes y positivas expectativas, sin embargo, lo que ví y sentí en mi última visita a Samaná me conmovió tanto que decidí escribir este artículo, como una humilde contribución de hacer llegar al Presidente de la República y a las autoridades del gobierno lo que entiendo es un mensaje urgente a favor de ese noble pueblo. Debo confesar que nunca, desde que presencié siendo un niño en 1972, lo que era Samaná, antes de que el Dr. Balaguer la construyera de nuevo, había visto un deterioro más grave de esa pequeña ciudad. La entrada arrabalizada hasta más no poder, todas las calles destruídas, un inmenso desorden de motoconchistas, basura y sucieza por doquier, contrastan con el inigualable paisaje de trasfondo de la bella ensenada situada frente al pueblo de Samaná. Me pregunto, como se preguntará todo el que ha ido últimamente a Samaná, cómo un pueblo que recibe anualmente cientos de grandes cruceros, con miles y miles de turistas de todas partes del mundo, puede estar sometido a tanto abandono. Cómo un pueblo con ese potencial turístico y con ese caudal de generación de divisas, puede carecer de uno o varios sitios donde el que le visita pueda almorzar con condiciones mínimas de calidad. Sabemos de los planes del presidente Fernández de convertir a Samaná en el Mónaco del Caribe. Igualmente, de los planes y de la adecuada visión de Francisco Javier García, ministro de Turismo, con respecto a Samaná. Estoy consciente de que nuestro querido amigo Miguelín Bezzi (hijo de un gran amigo de mi padre, cuya imagen recuerdo, don Nadim Bezzi), electo síndico en las pasadas elecciones, tiene un profundo compromiso en el rescate y desarrollo de la tierra que lo vio nacer. Pero estoy claro de que no podrá hacerlo con los magros recursos de un deteriorado Ayuntamiento que le tocará manejar a partir del 16 de agosto. El presidente Fernández debe de ordenar el urgente rescate de Samaná, el asfaltado de sus calles, la construcción de una nueva entrada turística y una infraestructura apropiada para recibir con toda la dignidad posible a las decenas de miles de turistas, que llegan por la vía aérea, por cruceros o localmente. No le quepa duda a nadie de que si el gobierno acude de forma urgente a revertir esta grave situación de deterioro de Samaná, y desde las instancias oficiales correspondientes se comprende que debe existir toda una política de incentivo y estímulo para la inversión privada en la península, el sueño de Leonel Fernández y de mucha gente que quiere y admira tanto la belleza de los paisajes de Samaná, como a su noble pueblo, de convertir a ésta en el Mónaco del Caribe, se traducirá en una realidad en corto plazo.

Tags relacionados