EN RELEVO

Adelante general

En un país donde impera el caos en casi todos los órdenes, pero que en el tránsito se refleja de forma particularmente perturbadora para el común de los ciudadanos, la decisión de la Autoridad Metropolitana del Transporte, de intentar llevar un poco de orden en el anárquico motoconcho, representa un esfuerzo que debe ser apoyado por la gran mayoría de la población. Así como a la AMET se le critica que muchas veces sean ellos los responsables de los entaponamientos con sus torpes manejos del tránsito debajo de semáforos, o que dispongan de sus mejores esfuerzos para perseguir a conductores que cometen infracciones menores, como las atinentes al uso del cinturón de seguridad o del teléfono móvil, cuando las federaciones del concho se apropian del espacio público ñy hasta de entradas y salidas de autopistasñ ante los ojos indiferentes de sus agentes, así mismo hay que saludar que de una vez y por todas le vayan de frente al peligro que representan, para ellos mismos y para el resto de los ciudadanos, la forma despiadada y caótica como circulan los motorizados por estas calles de Dios. Y es que esto no sólo tiene que ver con motoconchistas, que son un gran problema, sino también con la inmensa mayoría de quienes utilizan ese medio de transporte, quienes en enorme mayoría, aparte de no utilizan cascos protectores, suelen transportar de forma temeraria, 3, 4 y hasta 5 pasajeros al mismo tiempo. No usan placas, ni tienen matrículas, y sus conductores andan sin licencias. Y qué decir de los famosos “deliveris”... ninguno tiene luces... parecería que la ausencia de faroles es un requisito para llevar a cabo este valioso servicio. Así que, el trabajo que se ha propuesto hacer la AMET bajo la dirección del mayor general José Aníbal Sanz Jiminián, es simplemente encomiable. Y debe ser apoyada por los dominicanos, que al mismo tiempo deben rechazar toda acción sediciosa que busque frenar la imposición del régimen de la ley. Un régimen que debe alcanzar a todos por igual: motoconchistas, guagüeros, choferes, mensajeros, deliveris, guardias, policías, civiles, ricos y pobres. Y que la autoridad está obligada a imponer a cualquier costo. Primero con la palabra, luego con la acción, y si los que se resisten a acatar las disposiciones legales utilizan la protesta violenta, pues con violencia también se les responde.

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