EN RELEVO
Realidad y rol del PRD
El Partido Revolucionario Dominicano no ganó estas elecciones, sería de tontos presentar esos resultados como una victoria. Ahora bien, eso no quiere decir que no hayan avanzado en el 10, y mucho menos que no puedan ganar en el 12. La minoría congresual y municipal que tendrá el PRD a partir del 16 de agosto no debe constituirse en óbice para ver que estas elecciones conjugan elementos que pueden ser muy favorables para ese partido. Los perredeístas no se han dado cuenta que al día de hoy, partido a partido, son tan fuertes como el PLD. Y que si el PLD domina los espacios de poder, se debe a una adecuada política de alianzas. Alianzas que en su mayoría giran en torno a la figura de Leonel Fernández, quien de no producirse un inesperado giro de eventos, no acudirá como candidato al próximo proceso electoral. El PRD ganó menos legisladores en el 2006 de los que tendrá a partir de ahora, y muchos más de los que obtuvo el PLD en el año 2002, apenas dos años antes de retornar al poder e iniciar una seguidilla de cuatro victorias consecutivas. El crecimiento en la votación, la consecución de importantes alcaldías y la perspectiva de nuevas realidades políticas para las elecciones del 12, la más importante de todas, la salida del escenario del némesis perredeísta Leonel Fernández, son factores que deben llamar al optimismo de los blancos. Para ello deben obrar con inteligencia y unidos. Todos los bandos deponiendo las hachas de guerra. La gente de Miguel no puede ni debe estar planteando posibles expulsiones o sanciones. Y los que piden la renuncia del presidente del partido, pretendiendo personalizar una derrota que es de todos, toman un derrotero que sólo conduce a la división. El pueblo le ha dicho al PRD el papel que quiere que jueguen. Y es el de la oposición. La democracia requiere de una oposición firme, que esté presente en los principales temas de la agenda nacional. Y que con sus ojos y críticas, sea un valladar ante posibles desafueros gubernamentales, constituyéndose además en el receptáculo de las insatisfacciones propias del desgaste de los gobiernos. Hoy más que nunca, cuando queda muy comprometido el sistema de chequeos y balances imperiosos en la democracia, el PRD debe jugar su rol. Pero el camino que luce tomar es el de la autodestrucción. Lo que nos podría conducir a un sistema que en la práctica sea unipartidista, y con ello al desgaste absoluto del actual sistema democrático. Algo que la sociedad nunca podría perdonarles.