El epicentro griego
Un nuevo terremoto económico estremece el mundo. El epicentro se ha trasladado desde la convaleciente banca de los Estados Unidos y Gran Bretaña hacia el sur de la Unión Europea (UE). La llamada “crisis griega” ha desatado una serie de demonios y temores que parecían haberse aplacado. El mundo comenzaba a celebrar el “reinicio del crecimiento” y el comienzo del fin de la peor crisis financiera y económica desde la gran crisis de los años 1930. Indudablemente que las cifras de la economía norteamericana comienzan a dar signos de recuperación. El pico de iceberg comienza el deshielo. Pero la pregunta pertinente es: ¿se derritió también el resto del iceberg? El surgimiento repentino de la crisis de las finanzas del gobierno griego ha vuelto a despertar los demonios dormidos. Ahora el terremoto amenaza no sólo la relativamente pequeña economía de Grecia, sino también el conjunto del sistema de pagos y el sistema bancario europeo, en particular por la alta exposición en Grecia de los acreedores alemanes. Una moratoria de los pagos del gobierno griego desataría una crisis mayor en los países de la llamada Eurozona, es decir, los países que están unidos por la misma moneda común emitida por el Banco Central Europeo (BCE). La Eurozona formal la componen 16 países de los 27 que forman la UE. Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Malta, Países Bajos y Portugal forman la Eurozona activa. Otros nueve tienen planes de incorporarse. Reino Unido y Suecia no tienen planes de incorporarse a la moneda común. Dinamarca tiene previsto hacer un referéndum sin fecha determinada para incorporarse a la unión monetaria. Todo este proceso e indirectamente el propio tratado de la Unión, pueden verse amenazados si el gobierno griego colapsa y declara un default de su deuda soberana. Las reuniones de ministros de finanzas y de jefes de gobierno de la Unión se han venido sucediendo una tras otra a fin de buscar una salida a la crisis griega. El problema reside en que el coeficiente de deuda pública respecto a su Producto Interno Bruto en Grecia es de 113.4%. El déficit fiscal con que cerró el 2009 fue de 12.7%. El desempleo de 11% y vencimientos de deudas en 2010 de 53,000 millones de euros, unos 66,000 millones de dólares. Incluso, la paridad dólar-euro se ha venido deteriorando en detrimento del euro desde el estallido de la crisis griega, lo que ha hecho perder a este casi un 20% de su valor frente al dólar en los últimos seis meses. A pesar que el euro ha estado muy sobrevaluado en detrimento de las exportaciones europeas, la actual caída no es producto de una estrategia para aumentar la competitividad sino un reflejo del nerviosismo de los mercados ante la posibilidad de que Grecia no encuentre apoyo en sus socios de la UE, entre en cesación de pagos, y el edificio económico europeo se venga abajo. Alemania es la cabeza de esta nave a la deriva. Su primera ministra, Angela Merkel, ha adoptado una posición “dura”. El gobierno griego del socialista Yorgos Papandreu, que entró al gobierno en octubre de 2009, no tiene muchas alternativas. O se toma la medicina alemana que resulta muy amarga, o colapsa. Por ello, el gobierno de Papandreu se ha comprometido a bajar en este año 2010 el déficit público a 4% del PIB, lo cual es una meta casi imposible de cumplir. Cortar gastos y aumentar ingresos del gobierno por 8.7% del PIB en un solo año en un país con sindicatos fuertes es casi imposible de hacer. El paquete euro-alemán que ha aceptado Grecia incluye fondos del FMI para cubrir la brecha que se prevé en este año y los próximos a venir. España, Portugal, Italia e Irlanda han puesto sus barbas en remojo. A pesar de no tener una situación tan caótica como la griega las agencias calificadoras de riesgo han devaluado su grado de calificación. Esto es una primera bandera roja a sus gobiernos, en particular España y Portugal. Por ello, el gobierno de Zapatero ha dado lo que los españoles llaman el “tijeretazo social”, es decir, está previendo bajar su déficit público de un nivel similar al griego con un 20% de desempleo a 6% este año y seguir reduciendo los déficit del gasto. Piensa aumentar los impuestos a las capas más altas de ingresos. Ha congelado los salarios de los servidores públicos y bajado 5% a los sueldos de los llamados “altos cargos”. El gasto lo ha cortado significativamente. ¿Cómo ha llegado Grecia a activar las alarmas en toda la UE? ¿Qué ha pasado? Hay tres vertientes que podrían explicar el caos griego. Una de ellas centra su atención en el desmesurado gasto público ejercido durante la administración anterior del primer ministro conservador Kostas Karamanlis, al que se recuerda por la crisis política vivida tras la represión a jóvenes activistas en Atenas y Salónica hacia finales de 2008. La fragilidad del sistema tributario griego, donde predomina la evasión y la falta de una estructura recaudatoria sólida, explica la situación actual. Por último, cabe destacar que recientemente el presidente del Comité de Ministros de Economía de la Unión Europea, Jean Claude Juncker, reveló que la administración de Karamanlis además había maquillado cifras económicas en aras de justificar la contratación de deuda. Lo anterior provocó que las agencias calificadoras redujeran la nota que otorgan a la deuda soberana griega. Es en este sentido que el gobierno alemán, en particular, ha puesto mucho énfasis en un plan de rescate para el gobierno griego, puesto que la estabilidad del euro pendería de un hilo si se desequilibra el sistema de pagos entre los bancos centrales y la banca privada.