Madre abnegada y abuela cinco estrellas
“Tu cariño es mi bien madrecita en mi vida tú has sido y serás el refugio de todas mis penas y la cuna de amor y verdad”. Al pensar en escribirte para festejarte en tan especial ocasión, no vino a mi mente otra cosa más que estas líneas de la canción “Madrecita del alma querida”, porque con ellas pretendo expresarte el valor y lo que representa una madre como tú en nuestras vidas. Las personas suelen decir que les ha tocado tener a la mejor mamá del mundo y no es menos cierto que para cada quien su progenitora sobrepasará eternamente los limites de una madre que entrega la vida entera por el bien de sus chiquillos. ¿Por qué digo chiquillos? Porque otra gran realidad es que para nuestras madres nunca crecemos. Ellas mantienen sobre nosotros un sentido de pertenencia de por vida. Hoy Día de las Madres quiero decirte que perteneces a ese grupo de las mejores madres del mundo. Eres de las que con su afán constante hace lo imposible porque todo tenga un curso normal, de las que preocupada quiere darles a todos el mejor día del mundo. A lo mejor piensas que no nos damos cuenta de esa entrega total y sin medidas que a cada minuto brota de tu alma como una caricia para cada uno de nosotros y precisamente uno de los objetivos de esta sorpresa es hacer de tu conocimiento que cada una de esas manifestaciones las sentimos profundamente. Como madre has sido excepcional, has sembrado en nosotros los valores de unión y amor familiar. Has hecho de tu vida un acto de amor constante, profesado siempre con el ejemplo y cimentado en la importancia de hacer lo correcto de forma desinteresada y sin pedir nada a cambio. Así eres mami, así de especial. Ahora cruzo la línea para exaltarte como la abuela cinco estrellas. Eres de esas abuelas que fungen como un “todo incluido” y es que verdaderamente haces de todo y lo das todo por esos nietos que Dios te ha dado la dicha de disfrutar y malcriar a tu antojo. Y es que estás enamorada de poder dibujar en sus caras una sonrisa. Te desvives, mueves montañas, intentas hasta lo último por complacer al más exigente de nosotros. Eres mi llorona favorita, te emocionas o te condueles por y con todos los que habitan este planeta. Cada vez es más palpable cómo se resalta en ti ese descomunal afecto por los demás. A ti, Margarita F. de Comarazamy, gracias por darme la vida. ¡Muchas felicidades! Con todo el amor del mundo.