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Frank Almanzar

Las reflexiones sobre Marx, Freud, Adorno y Marcuse, estos últimos integrantes de la Escuela de Frankfurt, eran temas que apasionaban a un joven artista que trataba de establecer la relación entre las industrias culturales, el arte actual y la integración del proletariado y las demás clases populares a la creación y disfrute de la cultura. Teníamos el escenario que nos ofrecía a todos el Suplemento Cultural Aquí del periódico La Noticia, espacio cultural que Silvio Herasme Peña alentó con democracia, libertad y respeto para todos, sin importar ideología, religión, ni ningún otro aspecto excluyente. Frank Almánzar, Alberto Bass y Carlos Sangiovanni, junto a una legión de poetas y trabajadores de la cultura en general, establecimos, con la bendición de Silvio, un lugar para el debate y la promoción de la auténtica cultura. En Cuba, en la casa del fraterno Claudio Caamaño, y en Puerto Rico, en la residencia del gran artista Antonio Martorel, discutimos las más variadas formas en que el arte se podría imbricar en el proceso de liberación de nuestros pueblos. Frank Almánzar, estudioso, reflexivo, revolucionario y serio, presidía desde su real humildad las más lúcidas ideas sobre una temática donde sintetizaba el pensamiento marxista con la modernidad que significaban las industrias culturales y el avance vertiginoso de la ciencia y la tecnología. Frank murió muy joven y ya su magisterio artístico y ético era más que evidente. Junto a Iluminada, Rosa y Alberto, lo vimos por última vez, padeciendo ya la enfermedad que lo llevó a la muerte en un recorrido por el sur del país. Sonreía permanentemente al ver a su gran amigo Alberto Bass, fotografiar todos los paisajes de la región para demostrar luego con su arte que “el sur también existe”. Hace más de veinte años de su desaparición física y se han hecho homenajes a su memoria, pero sueño con el Museo Frank Almánzar, donde estén sus obras y objetos cercanos para que su presencia paradigmática de revolucionario, de artista y de ser humano solidario, nos ayude a mostrar a las nuevas generaciones un rostro de dignidad y decoro. Frank diseñó con sus manos una patria mejor en la silueta de un Duarte radicado en su tierra y pendiente de la cristalización de un ideario aún inconcluso. Hubo un tiempo en que la patria / fue el corazón de Duarte y unos libros.

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