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Una reflexión

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

En la columna del sábado se coló un material viejo perdiéndose el que recomendaba votar el domingo, partiendo de que es un derecho y deber ciudadano que no se debía desaprovechar. Y es que aún cuando las elecciones de medio término no alcancen el interés ni la trascendencia que despierta en todos la del nivel presidencial (los resultados de ahora lo vuelven a demostrar), no hay excusas para que la gente sea indiferente al proceso electoral, que hasta el domingo había sido ejemplar, sin un muerto y sin traumas. ¿Por qué había que dañarlo el último día? Está claro que participando en el sufragio es como se puede consolidar el sistema democrático –todavía inmaduro y con pequeños puntos oscuros, como expresara el cardenal López Rodríguez–, considerando que, con todo y sus debilidades y vicios, es el más amplio y conveniente, por lo menos hasta que inventen otro mejor. De ahí que, como fue el caso, no se ve razón para cruzarse de brazos, por cuanto por más desencantado o frustrado que pueda estar el ciudadano, siempre hay opciones y determinadas diferencias entre los aspirantes en oferta, no siendo justo ni sano al proceso mismo ni al régimen de partidos políticos meter a todos en un mismo paquete. Por esa dirección pudiéramos estar desencantando a lo mejor o a lo menos malo y contribuyendo a abrirle paso a lo peor. Dejando el espacio libre, por demás, no se influye ni se incide en los que nos gobernarán o representarán, pero tampoco se tiene fuerza o autoridad moral para mañana reclamar algo, si los elegidos por otros salen dañados o se entiende que transitan por caminos torcidos. Con las naturales quejas y las pequeñas fallas, hubo elecciones. Como reflexión para la próxima, entonces, debe quedar la actitud de algunos de ir más allá de la simple indiferencia y llamar a votar “por ninguno”, algo nada responsable, ni serio ni bueno. Otro dato: Andújar perdió en Herrera porque, por segunda vez, el PLD no entendió que Felipa Gómez tenía la diferencia. Cuando apoyó a Leonel se subió un 7.5% y ahora era la que podía sacarle gente al PRD y al hijo de Francisco. Al no votar y dejar a los suyos por la libre, las cosas se dieron a la inversa (51 a 49), reteniendo un Peña la plaza. ¿Experiencia para el PLD?

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