Carta a la madre de un pandillero

Hace días recibí un interesante correo electrónico, que por considerarla interesante y aleccionador, me permito publicar este día de resaca electoral. Se trata de la carta que envía la madre de una víctima de la violencia a la madre de un pandillero salvadoreño, que se manifestaba junto a otras, reclamando el respeto a los “derechos” de sus hijos. “De madre a madre: Vi tu enérgica protesta delante de las cámaras de TV en la reciente manifestación en favor de la reagrupación de presos y su transferencia a cárceles cercanas a sus familiares. Vi cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo, y lo que supone económicamente para ti ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia. Vi también toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que tuviste de otras madres en la misma situación y de personas que querían ser solidaria contigo. Contabas con el apoyo de comisiones pastorales y de órganos y entidades en defensa de los derechos humanos. Yo también soy madre y puedo comprender tu protesta e indignación. Enorme es la distancia que me separa de mi hijo. Trabajando mucho y ganando poco, idénticas son las dificultades y los gastos que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio solo puedo visitarlo los domingos porque trabajo incluso los sábados para el sustento y educación del resto de la familia. Felizmente también cuento con el apoyo de amigos y familia. Si aún no me reconoces, yo soy la madre de aquel joven que se dirigía al trabajo, con cuyo salario me ayudaba a criar y mandar a la escuela a sus hermanos, y que fue asaltado y mueerto a balazos disparados por tu hijo. Sin embargo, ni a mi casa ni al cementerio, vino nunca ningún representante de esas entidades que tan solidarias son con contigo, para darme apoyo ni dedicarme unas palabras de aliento ¡Ni siquiera para decirme cuales son mis derechos!” El mensaje pedía que, si se estaba de acuerdo, lo hicieran circular. Estoy tan de acuerdo, que hoy la publico en esta esquinita del LISTÍN.