ORLANDO DICE...

La Junta tiene que centrarse en los votantes

El Tigueraje A los miembros de la Junta Central Electoral les conviene ahora ser más “tígueres” que los partidos, los candidatos y los políticos en general. No pueden dejar que les desbaraten con los pies lo que con dedicación, entereza y empeño construyeron con las manos. Los partidos, candidatos y políticos en general reconocieron el trabajo realizado en su papel de Cámara Administrativa e igual de Cámara Contenciosa. Incluso en ocasiones, el organismo fue más allá de sus atribuciones, haciéndose la graciosa y complaciendo a todos. Nada ha cambiado, ni nada tiene que cambiar. Si ahora los partidos, los candidatos y los políticos en general, agotados otros recursos, la quieren emprender contra ella, obligarla a una lucha que no le corresponde, debe ser lo suficientemente hábil para no entrar, o salirse a tiempo, de un enfrentamiento que no le conviene ni le aprovecha. Si accede a cualquiera de los caprichos de la oposición, el gobierno hará otro tanto, y en medio de ese fuego cruzado se hará difícil, por no decir que imposible, cumplir las tareas pendientes… El Figureo Ese afán por las cámaras y los micrófonos fue lo que perdió a los miembros de la Junta Central Electoral en el pasado, pues cada cual se ocupaba de sus minutos de gloria y no dejaba que otros tomaran por asalto sus espacios. Eran rivales, pero de una manera farandulera, como los frentes de orquestas, en que por querer sobresalir desafinaban. Al final, ese problema de coreografía se resolvía de una manera que a los magistrados no les era posible: creando otro combo. ¿Pueden los integrantes de la JCE, en particular su presidente, devolver cada lanzamiento de los partidos, de los candidatos o de los políticos en general? Se entiende que no. El momento de los partidos, de los candidatos y de los políticos en general, pasó, y ellos conocen al detalle todo lo que durante meses se estuvo haciendo para que el proceso fluyera y ahora se obtengan los mejores resultados. Responder a sus actuales inquietudes, que se está viendo son necedades, no sólo es una forma de perder tiempo, sino de atraer hacia sí responsabilidades que no son propias… La Culpa La Junta Central Electoral debe averiguar a quién le echaban la culpa cuando el muchacho salía feo. ¿Al padre? No. ¿A la madre? No. ¿A la comadrona? Sí. Solo que ésta se defendía acusando el órgano, que podía ser el vientre o el innombrable. No hay dudas de que la oposición, y en especial el PRD, se siente atrapada y sin salida y necesitaba descargar en terceros sus descuidos, sus debilidades o sus inconsecuencias. Si Julio César Castaños Guzmán o Roberto Rosario se dedican a contestar todas las majaderías de los delegados de los partidos, podrían perder la concentración y tal vez disfruten el figureo, pero corren el riesgo de que al final se les culpe de lo imposible vista su verdadera inocencia. Los integrantes de la JCE son jueces, no partes, y por tanto no puede permitir que los involucren, pues, en ese caso, tendrían todas las de perder y ninguna de ganar. Los necios no van a cesar, y hoy será una cosa y mañana otra, hasta que después de todo lo consumado, se les haga un expediente, se les juzgue en el tribunal de la opinión pública, y se les condene por haber sido parciales… El Electorado El momento de los partidos, de los candidatos y de los políticos en general, ya pasó. Ahora la atención hay que dedicársela al electorado, al votante. Si los miembros de la Junta Central Electoral responden uno de los ataques que provengan de la oposición, va a tener que reaccionar a todos, y si se deja arrastrar a ese debate perderá autoridad y pondrá en riesgo lo que con esfuerzo construyó: una credibilidad por encima de toda duda. Lo importante ahora es que la logística fluya y el proceso se cumpla como estaba previsto. Las discusiones ahora deben suscitarse en las esquinas, en los barrios, y no entre los integrantes de la JCE y los partidos políticos…

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