MUCHACHOS CON DON BOSCO

El futuro

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Juan Linares, SDBSanto Domingo

Siempre es bueno saberse situar ante el futuro. Lo podemos hacer de muy diferentes maneras. Cada uno puede elegir una de ellas. Hay quienes se sitúan con mucha ilusión, otros lo hacen con incertidumbre, hay quienes experimentan un gran miedo. Además, nos podemos adentrar en el futuro sintiéndonos solos o acompañados, llenos de fortaleza o con debilidad. También, puede haber personas que prefieren ni pensar, ni mirar al futuro. Las metas que podamos tener o alcanzar en la vida, están siempre en el futuro. Nuestra vida, por tanto, tiene una importante proyección hacia el futuro. Es el futuro el que da un fuerte dinamismo tanto a nuestra propia vida como a la vida de las instituciones de las que formamos parte. La postura que Muchachos y Muchachas con Don Bosco asume ante el futuro está muy clara y tiene un enfoque, eminentemente, providencial. Ante un futuro que aparentemente se puede presentar incierto, inseguro, indefinido, nosotros lo sentimos permeado por la Providencia. Hablamos, por tanto, de un futuro que está en los planes de Dios y, por fe sabemos que estos planes son siempre maravillosos. Es por esto que el valor de la esperanza debe inundar nuestro presente. La manera como nosotros nos metemos en esta proyección de futuro es a través de los planes y proyectos concretos que vamos formulando. Los proyectos nos obligan a ser una institución de futuro. Ahora mismo estamos viviendo el comienzo de un nuevo comienzo de curso y, por tanto, asumiendo los planes que en el presente año queremos desarrollar. Cuando el futuro está inspirado por Dios, tiene como eje transversal la dinámica de la Providencia. De este modo podemos ver las realidades presentes y las metas a las que queremos llegar bajo la sabia e iluminadora guía del Espíritu. Desde este enfoque comprobamos que los planes de Muchachos y Muchachas con Don Bosco tienen un rumbo bien definido y esto nos aclara el futuro, nos da la seguridad de que la dirección que seguimos es buena y que, consecuentemente, podremos alcanzar los objetivos que nos hemos trazado, comprobamos cómo nuestras fuerzas son convergentes y la comunión y participación entre todos se multiplica por doquier y nos animamos a trabajar para conseguir los recursos necesarios que nos permiten asumir, con esperanza, los retos que se nos presentan. Y cuando miramos el futuro sin ponerle límites, descubrimos su sentido escatológico, sentido de plenitud en el que, desbordando los pequeños límites, nos proyectamos hacia la vida en plenitud, metidos en un proceso de finalización que nos conduce hasta la Vida Eterna. Y esto es lo que buscamos, en definitiva. ¡Vivamos el presente como ciudadanos del futuro!

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