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EL ROEDOR

¡Tránquelo no!, Orión; Radhamés y alianzas

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Aristófanes UrbáezSanto Domingo

A mi amigo Orión Mejía, periodista y abogado (ambos oficios llevados con dignidad, aunque inficionado de la diplomacia ‘danielista’, que golpea a leales y premia desafectos), lo conocí en el viejo Conservatorio Nacional de Música “Elila Mena”, en 1975, porque tuvo el valor de plantearle al fundador del PLD una contradicción. “Eso no es así, Orión”, dijo don Juan Bosch, y pasó a explicarle por qué Orión estaba equivocado. ¡Así era Bosch, maestro las 24 horas! Cuando oí el nombre, pensé en la constelación y jamás se me borró el rostro del amigo por quien siento gran aprecio por sus argumentos no sólo coherentes, serios, sino dichos por quien, para mí, sólo tiene compromiso con su familia, el pueblo y sus criterios. ¡Gente como Orión, que dice lo que piensa, es lo que necesita el periodismo nacional, no pusilánimes ni alabarderos de poca monta! Pero el abogado Orión parece no entender lo que vengo planteando del Código Procesal Penal, que entró en vigencia el septiembre del 2004 (¡parece que esperaba a Leonel!). He leído y sopesado (no soy leedor de solapas), lo dicho por Subero, Pina Toribio, el Presidente, Guillermo Moreno, Pantaleón, Félix Olivares, el doctor Leonel Martínez, hermano de Plinio (uno de los pocos que trabajó en él y no ha sacado ventajas, hoy con un infarto en la clínica Rodríguez Santos), y, ¡claro!, lo dicho, sobre todo, Vinicio Castillo Semán y toda la gente sensata que lo cuestiona. Orión no me ha entendido. Estoy con el bendito Código y con el del Menor. Pero como fueron impuestos por el Norte “revuelto y brutal que nos desprecia”, pido a los ‘copiones” (que hubo parte que no plagiaron), que arreglen, por ejemplo: la acumulación de las penas por delitos (si matas 10, que te juzguen por los diez) y no te den sólo 30 años (reconozco que en estados como Seattle al homicidio en primer grado son sólo 28 años); que a menores que cometan crímenes infamantes, se les juzgue como adultos; que no se le dé fianza sobre fianza a los delincuentes peligrosos reincidentes; que dejen la mitad de la “íntima convicción” al juez, porque nuestra PN no tiene los recursos técnicos para acopiar de todas las pruebas (inteligencia instintiva no falta), aunque los jueces hagan como la que envió a casa a la ‘estudiante’ que llevaba a New York un kilo de heroína (sólo menos peligrosa que las metanfetaminas) en los senos y panties. ¡Jamás estaré de acuerdo con que a un haitiano se le dé diez años por un salami o que un infeliz se pudra en La Victoria porque un sargento cogió un bolso de mano y dijo que lo había robado en el parque Enriquillo! ¡Esos tiempos pasaron! Nadie puede allanar mi casa sin la presencia de un fiscal, ni nadie puede detenerme sin la orden de un juez al menos que sea cogido ‘in fraganti’. Sé que se cometen excesos, pero los dominicanos deben tener en su mente que el Presidente es Leonel. Por tanto, pueden reclamar sus derechos, y los reclaman todos los días, ¡y hasta en exceso! Radhamés Gómez Pepín En estos días estuve por El Nacional y me tropecé con viejos amigos (no colegas, porque contrario a Pablo Maquinini, me gusta que me llamen poeta). Vi al ‘fouché’ de Leo Corporán, Arístides Reyes, que avalanzó diciendo que “los únicos que no teníamos yipetas somos tú y yo” (le dije que sí, que lo diré, por Leo Reyes, y porque era verdad), Mingolo, Emilio, Jaime (que el ‘blanquismo’ de sus reportajes se le pegan a Radhamés, porque habla de lo malo); Bolívar Díaz Gómez (“la cotorra en formal”), Peralta Romero (que aclaro, no fue quien habló de la ‘corrupción morada’, pero lo suscribe). Mi relación con ejecutivos y periodistas es dialéctica, pues si tengo que citar nombres y medios, lo hago y punto. Pero –¡todos lo saben!- ni me creo el centro del Universo, ni tengo enemigos personales. Fui a pedirle a Radhamés Virgilio Gómez Pepín ayuda contra una injusticia. Los que siguen mis garabatos saben que soy enfermizo lector de periódicos. Radhamés es un hombre apasionado pero sin rencores. Cuatro virtudes lo adornan: un apego casi patológico a su familia (a sus hijos); el olfato periodístico más extraordinario que conozco (persigue la noticia hasta que sólo deja el bagazo); un compromiso con todo lo que huela a pueblo y es un abanderado de las causas populares y es un Quijote contra abusos e injusticias; su línea internacional a favor de la soberanía y los derechos de los pueblos oprimidos. Del otro lado, colóquenle todos los defectos que quieran. Desprecio las premiaciones, pero me sentí gozoso cuando le dieron el Premio Nacional de Periodismo. El nieto del legendario gobernador de Santiago, el lilisista Perico Pepín, que fue el único que pudo penetrar a Moca a recoger el cadáver del dictador, es una especie rara en nuestro medio. Cuando se vaya, cual Rafael Herrera, sabremos de qué tamaño es el hueco dejado. Salud, don Radhamés. PRD-PLD No veo las razones por las que el PRD y el PLD no se pongan de acuerdo para la aprobación de la ley de partidos. Lo que es igual no es ventaja, digo, desde mi óptica de buena fe. Tampoco entiendo por qué se tergiversan las palabras de Alejandrina: el PLD ni el PRD pueden ceder las posiciones ganadas a sus aliados, so pena de provocar disgustos entre los suyos. Los morados deben negociar las posiciones que tiene el PRD y dar el apoyo a los aliados para que las ganen, pero manteniendo las posiciones del PRSC, las de FNP y demás aliados y ofrecerles más. Y lo quiera uno o no, el intento de aplastar a mi amigo Guido, traerá sus consecuencias. Ojalá los que se creen ‘ganados’ en el PRD lo entiendan a tiempo porque el martillo, de ganar el poder, seguirá triturando al pueblo. Lo dije hoy, ¡y a tiempo…! www.aristofanesurbaez.com

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