La doble moral del dominicano
3 de 3Pues así crece nuestro angelito adinerado y llega a la edad escolar cuando claro se le tiene que colocar en el colegio privado más caro y preferiblemente que sea bilingüe para cuando le toque su viajecito al extranjero o para mantener su doble ciudadanía. Ahora nuestro angelito descubre un mundo nuevo para el cual está perfectamente diseñado. En la escuela empieza la competencia del que más tiene. Algunos llegan allí con sus choferes y sirvientas, otros llegan en lujosos automóviles que de acuerdo al modelo es mejor o peor estacionado claro dejando a los más caros en el medio de la calle o interrumpiendo el acceso a los demás para que se den bien cuenta de que esos padres están realmente en la papa. Las vacaciones de nuestros niños privilegiados no pueden ser en menos que un lugar exótico o paradisíaco como Vail, Colorado o Honolulu, Hawaii, y lo de Disney en Orlando es algo obligatorio antes de que cumpla los seis años de edad. La ropa tiene que ser debidamente escogida ya que un niño de buena familia tiene que vestir con lo mejor de lo mejor y preferiblemente que se vea la marca con facilidad para que no pase desapercibido. Nuestro niñito pobre se tiene que conformar con su escuela pública, su uniforme caqui y azul, y si llega en motoconcho es porque vive muy lejos. Cuando nuestro jovencito se pone más grandecito empieza a interesarse en los deportes. Claro, estos principitos y princesitas tienen que ser inscritos en deportes de la nobleza. Ni pensar que van a jugar pelota, futbol y menos a la vitilla. En estos deportes se suda demasiado y esto no va con su clase. Además que si se exponen mucho al sol, se pueden poner más oscuros de lo que conviene y pueden pensar que no son de buena raza. No, estos jóvenes tienen que tomar clases de equitación, jugar al tenis o ser inscritos en los famosos torneos de golf o de pesca. Es necesario que se protejan siempre con bloqueadores solares, que compren los equipos más caros y que sean miembros de los clubes más prestigiosos, es decir los más costosos para que así se sepa que son hijos de ‘gente gente’ y no de cualquiera. Nuestro pobre homólogo infeliz se tiene que conformar con jugar basquetbol en la cancha de la esquina o en el olímpico y si va a jugar pelota buscarse una liga en la que le puedan regalar los guantes y los bates. Lo del uniforme es algo que puede usarse solamente en los torneos nacionales. Pues ya está llegando nuestro señorito satisfecho a su edad adulta. Empiezan los amoríos, las salidas al cine, a los centros comerciales, y los canes de la discoteca. Papi y Mami le han regalado un carrito de carrera para que lo luzca en sus salidas, y lo del dinero no es problema ya que ahora se acostumbra a dar un sueldo mensual y no un semanal (así se descuenta de la renta). Nuestro bebé no tiene horario ni obligaciones. Los bonches empiezan a partir de la una de la mañana, los carnets de identificación con mayoría de edad se compran donde quiera y las discotecas se llenan de nuestros angelitos portadores de celulares marca I-Phone, Blackberry y Treo. La música es toda extranjera y la ropa con “flow” tiene que ser importada. Allí las reglas son otras. Los novios y novias no necesitan licencia de matrimonio ya que con tantos ombliguitos afuera y escotes bajitos, las tentaciones superan la manzanita que brindaba Eva a Adán. Mientras que nuestro pobre infeliz sale a duras penas al cine matiné con los chelitos contados para pagar el cine y un refresquito. Finalmente, nuestro angelito llega a la edad de convertirse en profesional. Tiene que escoger una carrera y claro esto requiere de un poco de sacrificio y de trabajo a lo cual no está acostumbrado. Aquí viene el gran problema ya que Papi y Mami quieren que trabaje en la compañía de la familia pero para ello debe estar debidamente preparado. Pero lo que han preparado no es más que un príncipe dedicado a darse gusto y placer. Poco conoce del sacrificio y menos lo que cuesta conseguir las cosas. Nuestro angelito ha crecido en un mundo que como bien decía Hemingway, es un mundo de los que lo tienen todo rodeado de uno más grande aún que no tiene nada en su novela “The Haves and the Have nots”. Así llega a convertirse nuestra cultura en un mundo donde existen a la par dos culturas completamente diferentes pero coexistentes y todavía queremos que con unas elecciones libres se arreglen las cosas. No es fácil con esta doble moral. Para resolver estos conflictos de la doble moral debe esperar una semana más.
