Burbujas

Este fue un chiste escuchado en una legación diplomática... Un político dominicano murió y en su camino al más allá se tropezó con San Pedro. Asombrado le preguntó si realmente era San Pedro. “Sí, hijo mío. Soy Pedro. Pasa, pasa”. Al notar tanta amabilidad, el político se puso chivo y le pidió al guardián de las puertas del Cielo confirmar si realmente éste era el Paraíso. “Claro que sí”, le respondió Pedro. Entonces fue que se puso mosca el político criollo y volvió a preguntarle, sabiendo lo que cargaba en la conciencia: “¿Y puedo entrar, vengo directo al Cielo?”. Otra vez San Pedro le dice: “Sí, claro, pasa”. Sabiendo que su carga de pecados no era poca y temiendo una trampa le volvió a preguntar: “¿Y el infierno, está lejos?” Con mucha paciencia San Pedro volvió y le dijo: “No, está en la puerta siguiente”. El político dominicano inmediatamente se le prendió el bombillito y le propuso a San Pedro: “Puedo mirar un rato antes de decidir en cuál de los dos me quedo”. Otra vez San Pedro lo complació, pero le advirtió que la otra puerta estaba a un día de distancia. El político fue a echar una ojeada al Cielo. Vio la Santa Paz que reinaba, la armonía, cada quién haciendo lo que más le placía y todo envuelto en una fulgurante luz. Salió de aquel lugar y le dijo a San Pedro que iría a la otra puerta a ver cómo andaban las cosas en el otro vecindario. Entonces San Pedro le advirtió que debía volver a comunicarle su decisión la cual no tendría revocación. Se marchó y a las puertas del infierno se encontró con Lucifer y le pidió permiso para entrar a ver. Cuando metió la cabeza encontró una gran francachela, gente bailando en la calle y gozando a todo dar. Nada de fuego ni calor y todo parecía una gran diversión colectiva. El político dominicano entonces decidió que allí se quedaría y corrió hacia donde San Pedro para comunicárselo. “Sea tu voluntad”, le dijo muy tranquilo San Pedro. Inmediatamente el político retornó al infierno y tan pronto penetró se encontró con un ambiente totalmente distinto, lleno de malos olores, demonios golpeando a la gente, fuego que quemaba a las personas que no podían huir y espantado volvió a las puertas donde estaba Lucifer y le preguntó: “¿Pero qué pasó? ¿Dónde está el fiestón y la gozadera que había aquí ayer?” Con cierta indiferencia Lucifer respondió: “¡Ah! ¿Lo de ayer? Es que ayer era 16 de mayo, pero ya pasaron las elecciones.”

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