TRINCHERA

La Torre de plata que no debe ser de Babel

Del residencial José Contreras, donde resido, al de Los Cacicazgos, creo que no debe haber más de un kilómetro de separación, si no me fallan mis cálculos. Por la cercanía, he sido contactado por algunos amigos que residen en ese último sector y han analizado conmigo el conflicto que se ha suscitado entre vecinos del lugar y la empresa constructora que ha hecho una inversión millonaria para levantar allí una obra que en realidad, su salida y entrada principales apuntan a la avenida Anacaona, o sea, al lado del parque Mirador Sur, donde según me han explicado algunos técnicos en la materia, es completamente permitido la construcción de torres. Creo, que detrás de todo conflicto, lógicamente, se mueven intereses, los cuales muchas veces no se ven a simple vista, y en otras circunstancias, brotan por la falta de ecuanimidad, de sensatez, de una correcta comunicación entre las partes. En el caso en cuestión, creo que en ninguna parte del mundo, mucho menos en una nación que en buena medida debe su suerte a la inversión extranjera, lo levantado no debe destruirse si no representa algún peligro para la vida o el medio ambiente en un espacio determinado. Y, según he sabido, la citada Torre Plata ni pone en peligro a los vecinos ni tampoco supone un riesgo el medio ambiente, ya que está concebida sobre bases técnicas aprobadas por organismos competentes para decidir al respecto. Como no represento ninguno de los intereses envueltos, mi sugerencia es que se llegue a un acuerdo, que el consejo de regidores y la dirección de planeamiento urbano del Ayuntamiento del Distrito Nacional, conjuntamente con la junta de vecinos del sector Los Cacicazgos, se avengan a una especie de diálogo o salida armoniosa a un conflicto innecesario, donde no se eche a perder una cuantiosa inversión ya realizada y donde no se ponga en peligro real el verdadero sentido del entendimiento que rompe con la frontera insólita que divide a los seres humanos y los confronta, muchas veces por culpa de la diversidad de lenguajes y dialectos en que la sin razón, la bravuconería y la falta de ecuanimidad impiden a los seres sociales adentrarse a cualquier salida que en medio de la tormenta, conducen a la quietud y a la serenidad. Ah, me dicen que en realidad la altitud de dicha torre es de 31 niveles y no de 100 como han dicho algunos, y que ya se encuentra por el noveno nivel.

Tags relacionados