TESTIGO DEL TIEMPO

Obama el centrista

Barrack Obama parece una figura mitológica multifacética, compuesto por muchas figuras conocidas, no es ninguna de ellas, “sino todo lo contrario”. Su silueta facial me recuerda a Simbad, el cachorro de Lion King, pero su cuerpo estilizado, flexible y felino, es más bien de una pantera o leopardo. Su realidad política también es difusa y flexible. Sigue consejos de Richard Nixon: “Conecta con las bases partidarias en las primarias y una vez gana la nominación, huye hacia el centro”. Imita a Bill Clinton: trata de acomodar a la derecha y a la izquierda desde el “centro vital” del espectro político. El Obama de consciencia liberal hoy es un proyecto “centrista-derechizante”, apoyando casi todas las políticas de Bush. Abandonó su pastor y parece haber aceptado a Bush como su salvador personal. Ya coinciden en casi todo, apoyan el derecho a portar armas y la pena de muerte; se oponen a ciertos abortos y quieren darle inmunidad a las compañías telefónicas que intervinieron teléfonos sin órdenes judiciales. En su propuesta sobre Irak, Obama exhibe la “triangulación” de Clinton, satisfaciendo las partes opuestas y alcanzando la autosatisfacción simultáneamente. Retirará las tropas de Irak, complaciendo pacifistas, pero no las traerá a casa; las enviará a Afganistán, satisfaciendo a los guerreristas. Coqueteando con grupos tan opuestos, Obama asume la veleta como principio. Eso quería Karl Rove, “el cerebro de Bush”, quien ya controla la campaña de McCain. El pintó a John Kerry, un veterano de guerra condecorado, como perfecto timorato, veleidoso, indeciso, contradictorio y disparatoso. Con Obama, ¿Qué no hará? McCain también es veleidoso, pero resistió torturas en mazmorras vietnamitas. Obama puede derechizarse hasta perder su apoyo liberal. O quedarse en medio de la vía, donde sólo hay una raya amarilla, cubierta de ardillas y ratones aplastados tratando de llegar al centro.

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