Orlando dice...
LOS PEQUEÑOS.- La Junta Central Electoral no debiera meterse mucho en el debate sobre la eliminación de los partidos pequeños, pues ella tiene culpa de su proliferación. Si aplicara la Ley Electoral con todas sus consecuencias, y sus inspectores fueran más laboriosos y menos contemporizadores, ese problema no existiera. Sin embargo, se hace evidente que no. Las organizaciones que no logran reconocimiento tienen que revisarse, pues su fracaso responde a falta de diligencias o no saber por dónde es que le entra el agua al coco. Si se compara la suma de todos los partidos con registro legal con el padrón de votantes, se observará que la JCE y los partidos se mienten a si mismos. Quienes son empadronados en las calles no lo hacen por militancia, sino por complacer al solicitante, incluso en ocasiones se habla de personas que venden listados completos. Igual ocurre con los locales: se paga una mensualidad para colocar en el frente de la casa un letrero que identifica al partido que promueve ese engaño. Incluso, no hay que introducir cambios a la Ley. Simplemente esperar la bajadita de cada elección, que el mismo proceso decanta los núcleos minúsculos o poco representativos. Ni siquiera puede alegarse derecho de minorías, pues no son tales, ya que su ideología es el oportunismo y se benefician de la zafra. Los males fueron denunciados por ellos mismos, de manera que nada más hay que tomarles la palabra... EL LLORO.- Los doctrinarios ( que no los teóricos, que se molestan ) del PRD se las cantan y se las lloran al mismo tiempo, pues en su segundo documento dan razón a esta columna respecto a que los perredeístas no están por estudiar, sino por hacerse de una cuota de poder. Incluso, de manera ilegítima, en base al chantaje de la gobernabilidad. ¿ Cómo se explica que en vez de estar discutiendo sobre su rumbo ideológico, o las causas de sus derrotas electorales, intriguen sobre las ofertas imaginativas del gobierno ? Cuando el Presidium primero, y la Comisión Política después, aprobó que los legisladores se quedaran fuera de la conformación de los bufetes directivos de las cámaras, llamé a sospecha. ¿ Cómo era que tomaban determinación sobre algo que no entraba en su jurisdicción ? Los peledeístas se bastan a sí mismos para dirigir ambas instancias legislativas. Si los organismos del PRD advertían, supuse que era porque había alguna propuesta públicamente desconocida. Hasta ahora no hay nada, ni siquiera expectativas, y por la forma cómo se maneja el presidente Leonel Fernández, de dar tiempo al tiempo, puede convenirse en que hay más deseo que realidad. Ese deseo aparentemente es más grande de lo que desde fuera puede apreciarse: Los perredeístas están por altos cargos en el gobierno, y la posibilidad de un ofrecimiento los arrebata... LA OPORTUNIDAD.- Los doctrinarios del PRD debieran conocer mejor a sus compañeros de partido, y darse cuenta de que no ayuda a su causa de provocar debates internos, mencionar la posibilidad de que el gobierno pueda ofrecer altas posiciones en el tren administrativo, o de que ya hay ofertas concretas que se están discutiendo fuera de los organismos de dirección. Los hechos son los hechos. Ahora, a consecuencia de esa denuncia, el tema se torna crucial, y esa es la razón de que se hable de confrontaciones que podrían darse en el futuro, pero que todavía no tienen cabida. Cuando llegue el momento, la correlación de fuerzas decidirá. ¿ Cómo pensar que ante la posibilidad de tres puestos en la Cámara de Cuentas, o la reposición de los cargos en el Parlacen, o de formar parte de los bufetes legislativos, los perredeístas podrían quedarse indiferentes ? O igual, que los grupos iban a dejar que los núcleos emergentes, que son proyectos políticos, se sirvieran con la cuchara grande y colocaran a sus seguidores, tomando una ventaja que no sería equitativa en el nuevo orden que se quiere fundar. No es extraño que la posición de Rafael Suberví Bonilla, Hipólito Mejía y Miguel Vargas, cada uno por su lado, rivalicen o tomen distancia con la que se considera oficial, pero que sólo lo será hasta que haya algo firme, o como propuesta o como oportunidad de concertación...
