MI POSICIÓN

Los mudos corazones

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Santiago Cuesta KurySanto Domingo

En el siglo XXI el potencial destructivo se ha vuelto infinitamente mayor que en épocas pasadas. Primero por el avance tecnológico y sofisticado de las armas de destrucción masiva creada por el hombre que unido a la depredación que el mismo ejerce en desmedro de nuestros bosques, ríos y montañas, hacen que la humanidad solo pueda llevarse las manos a la cabeza como única señal de dolor y de impotencia ante este horrendo crimen en contra de la madre naturaleza. Los mudos corazones de nuestros bosques, ríos y montañas en todo el país, lloran de tristeza y de dolor por las tantas crueldades de eliminación, extracción y depredación que a diario se comete en contra de la naturaleza que Dios nos regaló, las cuales están siendo realizadas por unas cuantas personas civilizadas, quienes a pesar de los reclamos de todo un pueblo (medios de comunicación, iglesias, ONG y personas en particular), vemos como a fuerza de violencia, de amenazas de muerte y por sobre la cabeza de las leyes que regulan estas propiedades del patrimonio de todos. Se construyen casas de descanso y otras edificaciones más con materiales extraídos de las cuencas de nuestros ríos y equipos que dañan el medio ambiente de nuestros bosques y montañas, como si esto fuera una herencia de la imaginación de la infancia de algunos encumbrados y protegidos violadores del derecho publico o talvez sea por causa de su poca educación sobre los valores de convivencia de los recursos naturales de un pais como el nuestro. ¡Que difícil es comunicar esa sensación! Siempre presente y armónica como lo es el canto de la naturaleza. Esa belleza impregnada bajo la memoria de nuestra tierra caribeña, con el equilibrio mágico de nuestras montañas que adornan las corrientes y los causes de nuestros rios y arroyos, emanando entre si un helado viento sobre nuestras cordilleras bajo las incesantes lluvias en una tarde de verano, para luego producir, la diversidad plena de la humedad en nuestros bosques y con ello la alimentación de nuestra vegetación. ¡Todo un paraíso de aroma y sonido entre la gente, las aves y la madre naturaleza con el fin de devolverle a esos mudos corazones quienes tienen las cualidades de sanar y de darle vida al ser humano la amistad y la alegría espontánea que hoy le estamos negando! Nuestros bosques, ríos y montañas tienen que ser protegidos como un derecho de todos.

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