TESTIGO DEL TIEMPO

“Tiempos de guerra”

Ocupar territorios alrededor del mundo está entre las funciones imperiales básicas. Eso hicieron egipcios, griegos, romanos, españoles y británicos. Excluyendo a Jimmy Carter, todos los presidentes estadounidenses, desde 1945 hasta hoy, enviaron tropas a varios puntos del planeta de manera separada y simultánea. Lyndon B. Johnson ocupó Santo Domingo mientras enviaba tropas a Vietnam y al Sudeste Asiático. George Bush padre invadió Irak, Panamá y Somalia; Tony Blair desplegó soldados británicos en los Balcanes, Sierra Leona, Afganistán e Irak. Ninguno alegó estar gobernando durante un “tiempo de guerra” como George W. Bush. Por enviar tropas a Irak y Afganistán, Bush se declara un presidente en “tiempos de guerra”. Amparado en las “necesidades de la guerra” destruye el sistema de garantías constitucionales, derechos civiles y privacidad individual a nombre de la “seguridad nacional”. Y convenció a mucha gente de que vivimos “tiempos de guerra”. Hillary Clinton y sus seguidores consumieron esa propaganda y la promovieron como la mujer fuerte que necesitamos para estos “tiempos de guerra”. Y perdió porque en nuestro inconsciente colectivo todos sabemos que los “tiempos de guerra” son una farsa total. En “tiempos de guerra” gobernantes y gobernados deben sacrificarse. Bush anunció su “sacrificio”. No jugará golf porque “jugar el deporte en estos tiempos de guerra” enviaría una señal equivocada. Los gobernados nos “sacrificamos” gastando unos cheques de “estímulo económico” que Bush nos envió para rescatar la economía de la parálisis que su administración la sumió. El fundamentalismo islamita está en desbandada e Irak se estabiliza. La estrategia y candidato republicanos, sin embargo, responden a estos “tiempos de guerra”. Ganar las elecciones demanda cambiar candidato y estrategia, adaptándolos a la realidad. Quizá sea más fácil cambiar la realidad, para validar la estrategia y el candidato guerrerista. Antes de noviembre, todos sabremos lo que decidieron cambiar.

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