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¿Limpieza el 16?

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Luis Encarnación P.Santo Domingo

No todo el que se dice amigo del Presidente y tiene un cargo importante en el gobierno copia el ejemplo y se maneja con la educación, decencia y cortesía que caracteriza al doctor Leonel Fernández. Por el contrario, hay gente que se comporta diametralmente opuesta al estilo del jefe del Estado, arrastrando daños innecesarios a la imagen de la gestión gubernamental, como también dejando al descubierto un pobre y equivocado criterio del rol y de la vocación de servicio a que está llamado todo funcionario o servidor público. Hay personas a las que, definitivamente, le afecta o le hace daño el desempeño de un cargo público; los demás, amigos y hasta familiares, los pierden muchas veces para siempre o algunos de esos funcionarios impenetrables, alterables o ilocalizables terminan perdiendo a todo el mundo, “quemados” o impopulares. Parecería que a los funcionarios de ese tipo o de esa calaña sólo le importa estar bien con el Presidente y quedar bien con éste, sin importarle la estela de disgustos y criticas que levanten a su paso. ¿Sirve para algo y sabe cuál es su papel y su responsabilidad un “funcionario” que se comporte y maneje así?. Y pensar que hay mucha gente que es un gran fiasco en las tareas que le han confiado, pero que no todas las veces (y en ocasiones las informaciones llegan tarde) un Presidente tiene a mano el detalle de algo que hace o deja de hacer algún colaborador importante en quien ha confiado una determinada responsabilidad. Un detalle: En la actual coyuntura, donde los días de cambios y decretos no están muy lejos, hay todo un “huidero” de gente que no quiere dejarse ver, que no da la cara o que da la callada por respuesta, para ver si se olvidan de ella (aunque, como hay de todo, otros se han ido al extremo y han estado hablando hasta por los codos, procurando posicionamiento para el 16). El objeto de éstas líneas lo reafirma un ejemplo reciente de mi provincia, San José de Ocoa, cuyo destacamento de la Policía en el municipio de Sabana Larga, en casa alquilada y de madera, está semidestartalado y da pena. El director de Pro Comunidad prometió al síndico (Petro) construirle otro local en el lugar y solar que el Ayuntamiento dijera. El solar fue adquirido y no se le ha podido decir al funcionario porque el mismo, huyéndole al 16 (?), no quiere que lo vean ni dejarse ver. Por eso, tres días de intentos reiterados no han sido suficientes para que el mismo (campechano y comunicativo cuando era sindicalista y no tenía un cargo) venga al teléfono o devuelva la llamada. ¿Se puede ser tan indiferente y tan descortés (¿) frente a algo institucional, y que es elemental?

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