Me da igual

Una frase corta, cargada de indescifrables motivos, definiciones y posiciones ante la vida, o la expresión de una disolución del “yo”. Me da igual, puede ser desgarrador en un depresivo con anhedonia: incapaz de sentir emociones positivas; de donde nada le motiva, le hace reaccionar y mucho menos alegrar; pareciendo frío y distante, ausente e indiferente a lo que pasa a su alrededor, sencillamente le da igual; Tan igual le da morir en un accidente, sufrir un infarto o dejar de respirar. Me da igual, puede ser perjudicial y riesgoso cuando en la familia se le dice a los hijos, a los padres, a la pareja. Me da igual, suena a negligencia en la escuela, en la sociedad, en aquellos y aquellas que callan o se hacen cómplice del sufrimiento social. Me da igual, es catastrófico cuando se socializa en las instituciones y en los hombres y mujeres que tienen la oportunidad de cambiarle el proyecto de vida, la dignidad y la oportunidad a los excluidos social. Me da igual, lo escuchan las niñas que venden flores, los que trabajan en el campo, los que deambulan por las calles ante la deshumanización de una sociedad excluyente y desigual. Me da igual, es una frase periódica y recurrente de los desalmados sociales, psicópatas, y delincuentes que suelen no arrepentirse del daño y dolor que producen en sus víctimas. Me da igual, es sinónimo de que, al que tengo la responsabilidad humana de asistir, le dejo en el riesgo psicosocial. Me da igual, no es una frase de cristiano, ni de persona comprometida, y mucho menos de militantes de utopías creídas. Me da igual, es la derrota de un pensamiento que no está congruente con la hoja de vida. Me da igual, nunca aparece en el pensamiento de una persona optimista, solidaria, inclusiva y resonante con los demás. Más bien, me da igual, puede mostrar indiferencia, dejadez, pesimismo, frustración, impotencia, resignación, etcéteras. Al día de hoy, parece que ha cientos de persona le da igual: la ausencia de valores, de límites y normas de una sociedad moralmente enferma y éticamente de rodilla. Me da igual, es el costo que pagamos en la postmodernidad debido a que se vive hacia el parecer, y se huye del ser. Confieso que a mí, no me da igual.