MUCHACHOS CON DON BOSCO

La sinceridad

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Juan Linares, SDBSanto Domingo

Los valores, en el campo de la educación, son las mejores metas a las que nos podemos lanzar para que nuestras vidas y la de la sociedad sean de la mayor calidad posible. En la propia vida y en la convivencia con los demás el valor de la sinceridad reviste una importancia de primer grado. La sinceridad hemos de vivirla a tres niveles, con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Consiste en la manifestación de la verdad a la persona idónea, en el momento oportuno y siempre que sea necesario. En contraste con la sinceridad está la mentira, la hipocresía, la calumnia, la murmuración, defectos que corroen tanto una persona como a una sociedad. Desgraciadamente esto es muy común en medio de nosotros. Cuando la persona, tampoco es sincera consigo misma suele actuar con soberbia y orgullo, y esto sucede cuando se compara con los demás, sin ser capaz de valorarse auténticamente a si misma. La sinceridad exige saber ver la realidad y aceptarla. Cuando uno no es capaz de enfrentarse a la realidad, generalmente, miente, sobre todo cuando debe enfrentarse a situaciones difíciles. La mentira se convierte en una manera de resolver los problemas dejándolos sin solución, incluso complicándolos más. En los muchachos y muchachas hay muchas situaciones que les pueden llevar a mentir. Algunos ejemplos. Un muchacho llega tarde a su casa al salir de la escuela y le dice a sus padres que ha estado con un profesor, cuando la verdad es que se ha quedado jugando y lo hace con la finalidad de que no lo castiguen. Un muchacho miente a sus compañeros sobre la nota que ha sacado, con la finalidad de quedar bien ante los demás y que le consideren una persona inteligente. El ejemplo de los adultos es algo fundamental. Unos niños y niñas que vivan en un ambiente o en una sociedad mentirosa, ellos verán que es algo lógico el engañar. La mentira es contagiosa. Hemos de enseñar a decir las cosas con sencillez, ordenadamente y con sentido de responsabilidad. La sinceridad es más fácil cuando la persona es capaz de reconocer lo que es la situación real. Cuando la situación no supone ninguna contrariedad es más fácil decir la verdad. Ser sincero es ser honrado, es ser justo en todas las relaciones, comenzando por la relación con uno mismo. Con la sinceridad nos mostramos tal como somos.

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