El binomio familia escuela en la formación
POR EL TENER, MUCHAS FAMILIAS RELEGAN EL DEBER EN LA FORMACIÓN ESCOLAR DE SUS HIJOS
Mucho se repite: “La escuela es una comunidad que aprende”. La palabra comunidad tiene un significado y contexto global dentro de las diferencias. ¿Qué tenemos en común la escuela y la familia? Los niños, niñas y adolescentes que asisten con el fin de formarse. Según la regulación que rige la educación dominicana, los padres tienen el derecho de elegir el centro educativo para sus hijos e hijas, puesto que la gestión del mismo debe ir en consonancia con los principios y valores de la familia. Esta última es la principal responsable de la formación integral del aprendiz. Es la escuela, pues, la que está llamada a preservar los valores humanos, culturales y sociales en el contexto en el que está inmersa. En todos los escenarios que me toca participar insisto que la escuela NO PUEDE SOLA. Con la creciente inversión de valores, los padres, madres y tutores han de ser los mejores aliados de los centros educativos. La formación es continua y constante. Por eso, la familia, junto al cuerpo profesoral y la comunidad escolar, conforman el recurso humano más valioso para educar en beneficio de todos. Los padres opinan En reciente conversación sobre el vínculo que debe existir entre la escuela y la familia, Cristina Pantaleón de Barrera, madre colaboradora de nuestro colegio, nos expresó: “Así como entendemos que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad y que los padres somos los primeros formadores de nuestros hijos, de igual manera debemos asumir a la escuela como el ámbito cultural y socializador, donde se desenvuelven, se expresan y se desarrollan las diversas relaciones y procesos que inciden en la formación de nuestros hijos. Este planteamiento nos lleva directamente a concluir que es imprescindible que los padres estemos involucrados en el proceso educativo de nuestros hijos, aprovechando todos los medios y oportunidades posibles para lograr este objetivo”. “Como madre de tres hijos, he tenido la oportunidad de vivir, participar y cosechar los frutos que trae consigo la integración nuestra en sus respectivos procesos educativos, enfatizó Pantaleón. Señaló que acercarse a la escuela, conocer a los maestros, participar en la Escuela de Padres, vincularse a las actividades y organizaciones que allí funcionan son caminos que facilitan la consecución de ese gran objetivo. “Si la escuela nos abre las puertas de par en par, crucemos por ellas, entremos, participemos de forma activa y constante, los resultados no se harán esperar”. Es importante señalar que no es fácil lograr la participación de todos los padres, ni ocurre de la noche a la mañana. Es un proceso de inducción hacia la asimilación de la necesidad de colaboración e implicación, por parte de los padres con el centro para la formación de sus hijos. En este mismo orden de ideas, la expresidente de la Asociación de Padres del colegio Jerome Bruner y actual colaboradora, nos expresa: “La formación familiar debe estar totalmente acorde con la formación educacional. La familia es la comunidad perfecta en donde nuestros hijos se van moldeando. Lamentablemente, tenemos muchos hogares disfuncionales y es porque muchos padres no asumen con alto grado de responsabilidad ese rol, POR EL TENER, SE RELEGA EL DEBER. (+) OTRAS OPINIONES DE LOS PADRES Sobre la importancia de una selección idónea del centro educativo donde nuestros hijos estudiarán, Paulino de Gross compartió su testimonio: “Teniendo mi hijo apenas 12 años, familiarmente recibimos la noticia de que padecía de un déficit de atención, lo que implicaría que no podría completar sus estudios secundarios y bachillerato en el tiempo correspondiente. No nos amedrentamos frente a esa situación y optamos por buscar una institución educativa donde los valores, disciplina y formación estuviesen bien establecidos para que nuestro hijo fuera aceptado con toda responsabilidad y donde se valorara la importancia de concentrarse en las enseñanzas que él debía recibir. Gracias a Dios y al colegio Jerome Bruner, lo pudimos lograr. Esto dejó claramente evidenciado para nosotros que el logro es, ante todo, el producto de la constante elevación de nuestras aspiraciones y expectativas”.