Las madres y la lectoescritura

LA LECTURA ES UNA VENTANA ABIERTA A NUEVOS MUNDOS, A NUEVAS PERSPECTIVAS, POR LO TANTO, A UNA MADUREZ INTELECTUAL Y SOCIAL

Desde inicios de la historia de la humanidad las madres han tenido en sus manos la ardua tarea de la instrucción de sus hijos; desde la formación en valores, moral y buenos modales, hasta la educación en áreas formales como la lectoescritura. Hoy en día se suele enseñar a leer y escribir en la escuela, pero los verdaderos lectores, aquellos que disfrutan realmente con la lectura y la producción escrita, se forman en el ámbito familiar, donde dicha tarea continúa siendo de las madres. Ellas crean el clima adecuado para fomentar el hábito de la lectura entre sus hijos, implicándose a fondo en este importantísimo proceso. Tanto escribir como leer son dos de los retos fundamentales en la infancia. Siempre hay que explicarles que aprender a dominar estas prácticas es un camino que irán recorriendo a lo largo de los años y que llegará un momento en el que descifrarán y dominarán por sí solos el placer de leer y escribir. Un lector y un escritor no nacen, se hacen. Por tanto, las madres deben incentivar la lectura y la escritura en las edades tempranas, tomando en consideración que ambas son la puerta abierta al mundo del conocimiento. Si este proceso se desarrolla aprovechando el vínculo afectivo madre-hijo, entonces irá impregnado de mayor interés y entusiasmo. Está comprobado que los niños lectores ganan en agilidad mental, se concentran más y acostumbran a sacar buenas notas. Pero, ¿cómo conseguimos que nuestros hijos se interesen por la lectura? Los especialistas en educación sugieren poner a los hijos en contacto con la lectura desde la más temprana edad. Las librerías de nuestra ciudad cuentan con áreas de lectura infantil, que son una excelente estrategia para incentivar el hábito de lector. También puede establecer un tiempo formal para la lectura en la casa. Cada edad tiene una lectura adecuada. Los niños de hasta cuatro años, los llamados “pre lectores”, deben comenzar con grandes láminas de imágenes para pasar paulatinamente a los libros de letras grandes y muchos dibujos. Los cuentos con ilustraciones los atraerán mucho, pues podrán seguir la historia aún sin saber leer. Hacia los 5 y 6 años, debido a la tarea que realiza la escuela, los niños cuentan con las bases fonéticas y las grafías para ir desarrollando ese proceso en colaboración con el hogar. Otra recomendación importante es que nunca se les debe obligar a hacer una lectura concreta, enmarcada en un tema de su interés personal, que carece de interés para el niño. El rol de la madre en este proceso es el de incentivar y guiar, respetando los gustos e intereses de sus hijos. Incentivar el hábito de lector es estimular la creatividad, imaginación, capacidad verbal y concentración en los niños. PARA ESTIMULAR LA LECTOESCRITURA SE DEBE: Hablar y conversar con los niños. Cuantas más palabras escuchen más palabras conocerán y más palabras podrán utilizar en su conversación diaria. Escuchar con atención su hijo: Cuanto más hable y se aprecie lo que dice, mejor podrá desarrollar patrones de lenguaje apropiados. Leerles a diario de 15 a 20 minutos. Cada vez que les lea, estará desarrollando su aprecio por los libros y por la lectura, al tiempo que se familiarizan con un lenguaje más elaborado, que es el instrumento idóneo para su desarrollo intelectual. Aumentar su vocabulario. Estimúlelos a hacer preguntas sobre todo lo que les rodea, a escuchar canciones, entre otras actividades. Léales un cuento pero omita una palabra de vez en cuando. Pídale que diga una palabra que encaje con el significado de la frase, así se estimulará su capacidad de pensamiento y lógica. Escriba palabras en fichas y pídale que las asocie con dibujos o con objetos en casa. Escriba varias letras en fichas y pida a su hijo que forme palabras. Los niños que leen y reciben este tipo de motivación, poseen mejor ortografía en su producción literaria, buena dicción en su producción verbal y un mundo de conocimientos ilimitados que les permitirá destacarse en el futuro en las áreas laboral y social.

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