Diplomacia

Diferencias de protocolo entre una visita de Estado y una visita oficial

Dato

  • Generalmente, una visita de Estado suele durar tres días, salvo que haya algunas cuestiones de interés que hagan alargar la misma.
Normalmente, quien recibe a un presidente en el aeropuerto es el Jefe de Estado del país anfitrión, en su lugar, el ministro de Relaciones Exteriores.

Normalmente, quien recibe a un presidente en el aeropuerto es el Jefe de Estado del país anfitrión, en su lugar, el ministro de Relaciones Exteriores.Pexels

En el mundo diplomático se realizan encuentros entre mandatarios (presidente, rey, príncipe, sultán), visitas donde se intercambian ideas, negocios y proyectos de beneficios para ambas naciones. Estos encuentros son coordinados a raíz de la invitación de una nación, la cual se programa de acuerdo a su categoría, y las conveniencias de fechas de ambas autoridades.

Cuando digo categoría, me refiero a que es común leer o escuchar en los medios de comunicación decir: “El presidente realiza o recibe una visita de Estado o una visita oficial. Se piensa que el término tiene el mismo significado y que representa solo el viaje del mandatario a la nación amiga. Sin embargo, en el ámbito diplomático, la “visita de Estado”, es mucho más formal y tiene un riguroso protocolo, pues esta es realizada por el jefe de Estado de un país, se incluyen los encuentros entre el mandatario visitante y el mandatario anfitrión, acompañados por los funcionarios de ambos gobiernos.

Dependiendo de lo tratado en los encuentros otros representantes del gobierno, o sus relacionados podrán estar presentes. La diferencia entre una “visita de Estado” y una “visita oficial” radica en la importancia de los temas a tratar en los encuentros de los mandatarios por sus relaciones de país y los acuerdos comerciales que pudiesen tener entre ambos.

Una “visita de Estado”, representada por el mandatario, estará conformada por los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Esta visita estará coordinada con riguroso protocolo por el Ministerio de Asuntos Exteriores quien ha de coordinar la agenda de actividades o “programa oficial”.

Dependiendo de la naturaleza, esta agenda será presentada a los medios de comunicación, mostrando o no las actividades a realizarse de carácter “visita de Estado”, en la misma se ha de incluir también tiempo para otras ocupaciones no-oficiales. Todo lleva un riguroso cuidado de seguridad para el mandatario y su delegación.

La denominación “visita oficial” suele aplicarse a las realizadas por políticos designados en caso de que el presidente no sea el que viaje o el monarca. El viaje oficial o de Estado no excede más allá de 4 o 5 días, con las excepciones de que cuando estos viajes son realizados en la última parte del mandato presidencial, deben ser autorizados por el Congreso o Asamblea Nacional, según el país.

Detalles importantes

En estas visitas es importante que el jefe de Estado conozca las costumbres y tradiciones culturales del país que visita para que, durante los encuentros con su homólogo, pueda realizarlas. Todo rondará a través de esas costumbres culturales: los saludos, los regalos, las formas de comer, el vestir. En el caso de visitar un rey o al papa es vital conocer todo el protocolo. Por lo que, los representantes de protocolo de ambos países tienen la gran responsabilidad de cuidar y resguardar todos los detalles de estas visitas. Un saludo inapropiado, una palabra incorrecta, un estilo en su vestir puede interferir en el éxito que se espera.

Momento de recibir

Normalmente, quien recibe a un presidente en el aeropuerto es el Jefe de Estado del país anfitrión, en su lugar, el ministro de Relaciones Exteriores. Si en la terminal es recibido por su homólogo, suele haber un ceremonial muy complejo, donde se aprecia un pase de revista de las tropas, en señal de honor al visitante, quien debe rendir honra a la bandera y a las Fuerzas Armadas”.

Las ceremonias de bienvenida en cada país gobernado por un presidente, un ministro, rey o sultán tienen un sello especial, significativo. Estos actos realizados con una cuidada elegancia y cordialidad protocolar donde se suelen mostrar los símbolos patrios de ambas naciones, desfiles militares, las salvas de los cañones que simbolizan el honor de la visita; las festividades con representantes del gobierno, miembros diplomáticos y empresariales donde se suelen conocer mejor las culturas son actos que estrechan más las relaciones amistosas y comerciales en beneficio de ambos países.

Las personas que acompañan a un jefe de Estado suelen ser los ministros responsables de los temas que han provocado la visita. En la mayoría de las veces la primera dama, y algún otro familiar directo o cercano. Sus asistentes personales y de gobierno; el protocolo de palacio y del ministerio de Relaciones Exteriores, su seguridad, y en algunos casos su chef o camarero personal. Es muy usual que vaya acompañado de una delegación de empresarios del país a quienes se les facilitará el acceso a distintos encuentros con empresarios, que puedan ser provechosos para ambos países.

Una delegación oficial, en una visita de Estado, podría estar compuesta de 50 a 100 personas según los temas a tratar con el país anfitrión.

Generalmente, una visita de Estado suele durar tres días, salvo que haya algunas cuestiones de interés que hagan alargar la misma.

Antes de realizar la visita, la agenda de actividades o programa oficial debe de estar absolutamente coordinado tanto en el país anfitrión como con la delegación que le visita. Los más mínimos detalles de las reglas protocolares, se deben de tener muy en cuenta.

Es importante tener traductores en caso de ser necesario, los registros de los equipajes, de armas de fuego llevados por la seguridad, las acreditaciones y los equipos de los medios de comunicación que cubrirán las incidencias de la visita. Todos deben de tener en cuenta la cultura y tradiciones del país visitado y aprender lo más que se pueda para no irrespetar con algún acto realizado sin el deseo de ofenderlos. Recordemos que existen costumbres que se rigen en los actos de muchas naciones, muy diferentes a las nuestras.

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