De Cerca
Premios Soberano 2025: una noche de emociones, aciertos y oportunidades de mejora
Celeste Pérez.
Estar en el Teatro Nacional Eduardo Brito para la entrega de los Premios Soberano 2025 fue una bonita experiencia. Desde el momento en que llegué, la organización se hizo notar: seguridad en todo el perímetro y las orientaciones necesarias para el acceso, ayudaron a la circulación fluida. Algo que siempre se agradece en eventos de esta magnitud.
La alfombra roja se inició puntualmente, un detalle que marca la diferencia en términos de cumplir los tiempos con profesionalismo. Como es costumbre, hubo quienes deslumbraron con su estilo impecable, mientras que otros parecían más interesados en generar ruido que en lucir elegantes. En este desfile de moda y actitud, siempre hay de todo, y está bien, es parte de la gala, y uno de los momentos más esperados.
El inicio de la gala, resalto la puntualidad, tuvo un momento estelar con la presencia de Zoe Saldaña, quien no solo abrió la entrega de premios, sino que recibió el máximo reconocimiento de la noche, el Gran Soberano. Su discurso, lleno de orgullo por sus raíces y de amor por la cultura dominicana, fue sin duda un instante memorable.
El escenario, majestuoso y bien iluminado, estuvo a la altura de la ceremonia. Desde mi asiento, podía percibir el nivel de detalle en la producción, con transiciones fluidas y un despliegue visual impresionante. Dentro del teatro, todo fluyó con orden, permitiendo a los asistentes moverse sin complicaciones.
Oportunidades de mejora
A lo largo de la noche, la conducción de Hony Estrella y Eddy Herrera tuvo momentos acertados y otros que no conectaron del todo. En varias ocasiones, la interacción entre ellos parecía forzada. Otro de los aspectos que menos me convenció fue la presentación de las categorías. Algunos de los invitados encargados de anunciar los ganadores lucieron mecánicos, sin la emoción que un evento como este requiere. Excepto, la ‘rubia de América’, Charytin, quien demostró magistralmente su talento y carisma, igual lo hizo Lumy Lizardo durante su participación, un dúo fabuloso.
Noté que faltó un edecán en la escalera, lo que hizo que algunos premiados tuvieran dificultades al subir al escenario. Un pequeño detalle que pudo marcar una gran diferencia.
La estructura de la premiación también tuvo sus matices. A pesar de que la producción estuvo bien organizada, el desarrollo de la gala se sintió demasiado lineal. La decisión de entregar tantos premios en diferido le restó emoción a la experiencia en vivo, sobre todo en las categorías populares de televisión, que suelen generar gran expectativa en el público.
Las propuestas musicales fueron acertadas y bien producidas. Cada presentación tuvo un concepto trabajado, con artistas que dieron lo mejor de sí sobre el escenario. Sin embargo, a mi entender, hubo demasiadas actuaciones, lo que robó protagonismo a la verdadera esencia del evento, la entrega de los galardones. En una premiación, la emoción de ver a los artistas recibir su reconocimiento es clave, y cuando las actuaciones se extienden demasiado se diluye esa energía.
La noche cerró, pero no con broche de oro. Durante la presentación de Alejandro Fernández el sonido falló en plena interpretación. Desde mi lugar, se notaba la frustración de los técnicos tratando de solucionar el problema, pero no hubo manera. Un error que, lamentablemente, afectó el cierre y dejó la sensación de que la gala no terminó como merecía.
Con más luces que sombras, la noche de los Premios Soberano 2025 reafirmó su importancia en la escena cultural dominicana. Con una puesta en escena bien ejecutada y momentos inolvidables. Hay aspectos que pueden mejorarse, sí, pero la esencia de estos premios sigue intacta: celebrar el arte, la música y el talento dominicano con el esplendor que merecen.
¡Hasta el lunes!

