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La elegancia es más que una marca

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Juan Tomás

Juan Tomás

¡Qué Caballero tan elegante! ¡Ella es un icono de buen gusto! Son apreciaciones que se comentan cuando solemos ver una dama o un caballero conducirse y vestirse de forma correcta. Las revistas de moda, los profesionales en este cambiante mundo de las pasarelas, han señalado en el tiempo sus preferidos a la elegancia.

Escuche una vez que la elegancia es el «arte de pasar desapercibido dejándose notar». Y de Paulo Coelho leí «la elegancia no es una cualidad externa, sino una parte del alma que es visible para los demás».

Sin embargo, también es de conocimiento frases y refranes populares que se aplican aquellas personas que ostentan bienes y marcas, como que llevarlos les hace elegantes. Nada más alejado de la realidad y cercano a lo ridículo y vulgar.

Dentro de las frases y refranes más comunes están: “El hábito no hace al monje”; “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”; “Con eso se nace”.

Puedo definir la elegancia como el estilo individual de cada ser humano, asociado al carácter agradable, armonioso, delicado, con fino y bello trato a los demás; alejado de todo lo que puede parecer burdo, vulgar, ruidoso, común o recargado.

Muchos asocian la elegancia a la ostentosidad de marcas en las prendas de vestir, en los accesorios que se usan o a la exhibición de objetos, accesorios o pertenencias. Aunque he de reconocer que no podemos divorciar la moda de la elegancia.

El estilo personal, la ropa con sus códigos, el uso en sus horarios correctos, nos definirán los conceptos a veces difíciles de acotar o medir como buen gusto. Puede confundirse… Para mí la definición correcta es el conjunto de todo porque unifica los conceptos más allá de un simple vestuario.

Una forma desgarbada al caminar, un cabello mal cuidado y mal peinado, gestos exagerados o ruidosos al hablar, pueden hacer que el mejor traje o vestido pase desapercibido.

El vestuario, la imagen cuidada, los buenos modales no pueden, ni deben, ir por separado. Todos estos conceptos deben estar unidos. Una persona elegante debe serlo en todos los aspectos, marcando siempre su porte y estilo.

Actualmente, vemos a las personas preocuparse más por las marcas a la hora de ir vestidas. Por exagerados accesorios, dejando de lado los verdaderos aspectos que definen a las personas elegantes.

Una buena educación, el manejo de una cultura general, ser amable, comportarse y respetar a los demás, son normas imprescindibles que te enmarcará dentro de lo que es ser elegante, sin tener que escondernos detrás de un traje de marca o de bienes lujosos, estos no ocultan nuestro verdadero yo.

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