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Liderazgo tóxico. Clave para identificarlo

En un grupo de WhatsApp donde solemos comentar temas relacionados a la gestión del talento humano, conocí el caso de Efraín. Un joven profesional que acaba de recibir una promoción laboral luego de cuatro años en un puesto que, a pesar de considerar por debajo de su preparación y capacidad, lo aceptó con el interés de crecer dentro de la organización. Y así lo hizo.

Ahora, en otra área, se enfrenta a un tema controversial: tiene un jefe tóxico. Una persona que abusa del poder de su puesto y perjudica, sin querer o de manera intencionada, el desempeño de los empleados a su cargo.

Parecería un capítulo de telenovela, pero contó que su nuevo jefe tiene una sólida tendencia al autoritarismo, no duda para despreciar la opinión de los demás, y su comportamiento afecta considerablemente el ambiente de trabajo y la autoestima de todos.

Posible consecuencia

Efraín está emocionado y comprometido con sus nuevas funciones, pero teme, que como les ha pasado a otros, su rendimiento vaya disminuyendo hasta perder la motivación de seguir en la empresa y buscar otra opción.

Los jefes tóxicos desarrollan cierta incapacidad para gestionar los conflictos. Al no saber gestionar emocionalmente los problemas, la agresividad verbal, la irritabilidad inmediata, el lenguaje corporal agresivo o las amenazas son una constante en su comportamiento.

Qué triste es saber que en pleno Siglo XXI todavía las instituciones tienen en su tren de dirección a personas que rechazan fríamente cualquier sugerencia porque entienden que su manera es la mejor de realizar las tareas. Cualquier otro planteamiento posible será automáticamente descartado.

Lo peor es que en muchas ocasiones, estas personas tóxicas no llegan a ser conscientes de hasta qué punto lo son, lo que les imposibilita tomar la decisión de buscar ayuda.

Las sugerencias

Al escuchar a Efraín comenzamos a compartir algunas sugerencias basadas en la experiencia. “No lo tomes como algo personal”, fue el punto que más se repetía. Los jefes tóxicos pueden ignorar que lo son, y su comportamiento es así en todos los ámbitos. Su forma de proceder es generalizada, difícilmente sea un caso exclusivo para un colaborador.

Quédate con lo positivo. Considera siempre que esa persona no tiene las habilidades emocionales para comunicarse adecuadamente. Esto no lo justifica, pero ayudará a que no te afecte emocionalmente.Recuerda que todos tenemos algo bueno para compartir.

No entres en su dinámica. Es fácil caer en la tentación, pero evita entrar en una dinámica de agresiones verbales. La confrontación directa en sus mismos términos hace que los jefes tóxicos se vuelvan aún más tóxicos, lastiman tu imagen profesional y solo dará más motivos para que las cosas empeoren.

Ignora sus comentarios. Un jefe tóxico puede amenazar con la desvinculación laboral. Eso es solo una herramienta de intimidación y de presión. Despedir y contratar a alguien no es una decisión que pueda tomarse de manera unilateral, el hecho de tener que buscar a otra persona y luego formarla, supone un esfuerzo que una empresa no tira por el borde por el capricho de un jefe.

Identifica tus propios límites. Nada justifica estar en un lugar donde te sientas maltratado. Reflexiona sobre cuáles son tus límites y fija una posición. Si te das cuenta que debes irte para mantener la paz, pues hazlo. La tranquilidad emocional no es negociable.

¡Hasta el lunes!