Una familia unida que respeta la individualidad

Se conocieron de una forma casual, lo extraordinario ha sido que viven como lo soñaron en el noviazgo. Están juntos amándose, tienen una familia cimentada en el amor de Cristo, un negocio con una dinámica en la que ambos convergen y los mantiene conectados.

Es como si el destino le hubiera reservado un palco y ahora son los espectadores de una función que se inició cuando la hermana de Alberto, le presentó a su compañera de aula Cristina.

Para la fecha ella era adolescente y tuvieron que esperar para formalizar la relación, al decir esto, la familia ríe, porque el hijo mayor de la pareja, Alberto, está viviendo la misma historia.

Ese instante fue suficiente para validar la comunicación y el respeto que existen entre ellos. Álvaro, el benjamín de la casa, mira y observa, pues su día de clase fue interrumpido para las fotos, y por ende, su sonrisa no fluía a menudo.

Ambos padres, frente a sus hijos, renovaron los votos asumidos en el altar y que les ha funcionado. Con una mirada de gratitud se miran y Cristina dice: “Alberto es como lo soñé, responsable, buen padre, ejemplar, un hombre de su casa, profesional, que inspiré a sus hijos y con esa personalidad. Al ser criada por Nelson y Eunice Alba no podía querer otra cosa”.

Alberto cuenta que se conocieron muy jóvenes, pero con el tiempo se fueron compenetrando en una relación de novios, en la que descubrieron que eran muy afines en su amor y proyectos futuros.

“Vi a un mujer de familia, centrada y muy alineada con mi visión de ser independiente y me lo demostró cuando aun siendo novios emprendimos una oficina de bienes raíces que aún tenemos. Múdate.

El hijo de Cesarina Morel y Alberto Bogaert da a sus hijos el ejemplo que recibió, la de un padre presente en todos las actividades porque gracias a su trabajo, tiene el privilegio que otros no pueden.

Paternidad responsable

Aunque los modelos de crianzas han variado con los años y por la diferencia de edad de sus hijos, a veces es desafiante, pero han ido adecuándose.

“El caso de Alberto, el mayor, tiene una vida social activa, nosotros le ayudamos con todo lo que necesita y una comunicación constante y Álvaro, el más pequeño, está en una actividad deportiva, que ha sido nuestro alidado para mantener los hijos en disciplina, enfocado y orientado al estudio”, explica.

Cristina está convencida que Dios todo lo puede, y en los momentos que aparecen dificultades, no se dejan abatir y buscan en él su refugio. Al unísono del respeto, la comunicación y tolerancia, que han sido las claves para estar juntos.

“Como familia los padres estamos viviendo un mundo muy rápido. Siendo la tecnología uno de los retos a lidiar, con nuestros hijos. Y una de las soluciones para los ambientes tóxico y tecnológico es, estudio y deporte”.

Hijos orgullosos

Le pregunté al hijo mayor cómo ve a sus padres y me dijo, muy unidos, trabajadores, responsables y como parte del equipo A y C, como lo ha definido, cuando está en la empresa de cual forma parte ya.

Aunque tenemos una vida social muy activa, y somos muy unidos separamos algunas actividades. “Nos necesitamos mucho en el plano laboral, pero separamos algunas actividades para darnos espacios y fortalecer su individualidad.

Con la pandemia, los Bogaert se complementaron mucho, y se mantuvieron muy activos. Fue una combinación de mucho trabajo desde casa. Cristina desarrollo el talento de chef, y Alberto más colaborador en el hogar.

“Ahora hay tantos matrimonio acabados, y los afecta mucho el tema de la comunicación, y la convivencia, porque se dieron cuenta que funcionaban porque no estaban juntos la mayor parte del tiempo. No hay Tolerancia”.

Junto a todos estos compromisos, de pareja, familia y negocios, Alberto es el presidente de la Asociación de Agentes y empresas Inmobiliarias, en donde también hace un trabajo alineado a su filosofía de vida y negocios.

Algo qué contar

La entrevista se hizo en la residencia de la hermana de Alberto. Es una terraza hermosa con vista a la piscina a media mañana. El marco perfecto para conversar con una pareja que proyecta una familia relajada.

“La personalidad de Alberto ayuda, pues no coge presión y así hemos hecho el equilibrio. Cuando yo veo el vaso medio vacío, él lo ve lleno, ríen y se escudriñan con amor”, dice la dama.

A esta pareja les gusta viajar, y como parte de la naturaleza de su trabajo, tienen una agenda muy apretada y, sí es en familia les encanta.

Para el 2022 están preparando todos sus propósitos en que espera, que sea como este, que para ellos, ha sido el mejor, cambiar viviendas, seguir creciendo, y obviamente, cumplir las expectativas de sus hijos.