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De Cerca

¿Por qué nos duele tanto perder un ser querido?

Hace casi 30 años que murió mi padre. ¿Mucho tiempo? ¡Quizá!, pero recordarlo todavía duele. Un hombre que marcó mi vida con su ejemplo de trabajo y honestidad. Con dotes de buen negociador, empático, alegre y servicial, aunque con un poco de genio malhumorado en ocasiones. Con una historia de superación única, su historia, la que él nunca olvidó.

Inevitablemente, en las cercanías de la conmemoración del Día de los Padres me invade la nostalgia y se renueva el dolor. Saber que partió para siempre es una dura verdad difícil de asimilar. Dejamos una conversación inconclusa, un café pendiente, y el deseo de verte abrazar a mis hijos.

A todos nos pasa

Sin importar quién eres, los momentos de dolor porque un ser amado muere, son duras etapas que tenemos que afrontar en algún momento de nuestra vida, aun a sabiendas de que son de las pocas cosas seguras que tenemos, siempre duele.

El sufrimiento es complejo. No hay que ser experto de la conducta humana para saberlo. Tristeza, angustia, desorientación, pensamientos y recuerdos que causan preocupación, incapacidad para aceptar la pérdida, la disminución de intereses, hasta la incapacidad de imaginar el futuro sin la persona fallecida, pueden ser algunas de las consecuencias del proceso.

La guía

Hace algunas semanas la periodista Siddy Roque estuvo de visita por Listín Diario y me obsequió el libro ‘Transitando por el Duelo’, autoría de la psicóloga Rosa Mariana Brea Franco, y auspiciado por el Grupo Blandino.

“Las lágrimas son el lenguaje silencioso del dolor”, es la frase de William Shakespeare que da inicio a la introducción de la obra. Una guía fácil de leer, práctica, y con un diseño atractivo que incluye valiosas herramientas para superar el duelo, ese sentimiento punzante que cada ser humano experimenta de manera distinta.

Confieso que no tenía la más mínima intención de leerlo en este momento. Sin embargo, recientemente he sido testigo de dos desgarradoras historias de pérdidas a través de personas a quienes aprecio. Estas desconsoladas escenas me han llevado a recordar a mis queridos que ya no están, y duele. No importa el tiempo, siempre duele. El libro me ha ayudado a canalizar la tristeza.

Leí la obra después de haber acompañado a mis amigas en ese día tan difícil, y sigue en mi la gran inquietud: ¿por qué nos duele tanto perder a un ser querido? El dolor está tan directamente ligado al vínculo, independientemente de qué tipo, que entenderlo es casi imposible. Aunque quizá saber la respuesta no cambiaría en nada lo que siento…

¡Hasta el lunes!

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