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Errores que sabotean tu crecimiento profesional

En un encuentro con colegas de Relaciones Públicas estuvimos conversando sobre cómo, muchas veces, somos las mismas mujeres quienes en infinidad de situaciones boicoteamos los asensos y reconocimientos laborales.

Yo estaba tan identificada y participativa con el tema, que unas semanas después una de las compañeras me envió la versión digital resumida del libro ‘Errores inconscientes que las mujeres cometen y que sabotean sus carreras profesionales’, escrito por Lois P. Frankel, terapeuta y coach laboral.

La obra, redactada a partir de la experiencia de Frankel asesorando a ejecutivas en Estados Unidos, detalla más de 130 faltas comunes que afectan el crecimiento profesional de la mujer. La autora explica que, aunque las mujeres no son las únicas con estos comportamientos, son protagonistas de más casos.

De los ejemplos estos son los puntos que me llamaron más la atención, pues afectan negativamente la marca personal, y me animo a compartirlos.

Poner el trabajo antes que la vida personal

Un día te tocará dejar ese trabajo en el que te sentías indispensable, la empresa encontrará a alguien que puede hacer lo que jurabas que nadie más lo podría hacer, incluso mejor que tú. Piénsalo dos veces antes de cancelar planes porque te pidieron horas extra en la oficina, valorando pros y contras. Habrá ocasiones en las que lo amerite y otras que no. Estar siempre disponible no siempre tiene ventajas.

Llorar

Algunas mujeres son más emotivas que otras. Para la doctora Frankel, protagonizar escenas de llanto desgasta el respeto que otros compañeros de trabajo, jefes o subalternos tienen por ti y da la impresión de ser alguien que no puede controlar sus emociones o que no puede manejar la carga de trabajo o de estrés. La clave: Inteligencia emocional.

Minimizar tus logros

Las mujeres tenemos la habilidad de reducir un esfuerzo titánico a “no fue nada” y con eso demeritamos nuestro trabajo y hacemos que los demás lo perciban como algo fácil de realizar o sin importancia.

Acepta los elogios por el trabajo bien realizado. Lo mismo aplica a nuestras posiciones, usa el nombre y la potestad del cargo que te has ganado. Identifica aquellas frases que usas diariamente para minimizar tu trabajo y práctica para eliminarlas paulatinamente.

Pensar que mundo corporativo es un recreo

A veces llegamos a una empresa pensando que el entorno laboral es un espacio color rosa donde todos convivimos en paz y armonía sin hacernos daño. ¡Pues no! Elije bien en quienes confiar. Tienes que tratar de destacarte sin dañar a los demás, pero recuerda que no todos los que te rodean tienen la misma actitud. Es pecar por exceso de ingenuidad.

Hacer el trabajo de otros

Cada miembro del equipo debe asumir sus responsabilidades. No te cargues con trabajo de otro, un día puedes colaborar, pero si la dinámica se hace muy seguido algo en la estructura no está funcionando bien. Si alguien no hace su trabajo debes informarlo, callar es apoyar la mediocridad.

Hacer milagros

Cuando se asume un proyecto con poco presupuesto y recursos, es fácil involucrar tiempo y esfuerzo adicional para cumplir porque somos responsables; pero salir tarde, trabajar fines de semana y dejar de lado compromisos personales, es elevar la barra para lo que se espera de nosotros. No tengas miedo en señalar cuando alguna meta requiere más esfuerzo del que puedes manejar. Establece objetivos alcanzables y solicita una prórroga en caso de que la carga de trabajo lo requiera.

No usar las relaciones

La gran mayoría de las mujeres siente miedo a que algún familiar, amigo o conocido la pueda ayudar cuando lo necesita, ya sea presentándoles a alguien, informándoles de oportunidades laborales o como referencias.

Haz una lista de las personas que pueden ser clave para tu crecimiento profesional, recuerda que un contacto clave solamente es valioso si puede aportar.

Preguntar o pedir mucho permiso

Preguntar a todos a tu alrededor antes de tomar una decisión refleja incapacidad o inseguridad en nuestro propio criterio. Una cosa es considerar las necesidades de los compañeros de trabajo, nuestros clientes o el jefe, y otra es perder por completo la facultad de decidir de acuerdo con nuestros objetivos y experiencia.

Al final serás quien asuma las consecuencias, así que, independientemente de la influencia que deban tener otros, las cuales debemos respetar, toma más riesgos de forma gradual y analiza los mecanismos que te atan a solicitar aprobación de otros cuando no es necesario.

Esperar la justicia

Sí, muchas veces esperamos a que se nos haga justicia y reconozcan lo que hemos logrado. No siempre pasa. Darte a conocer, habla más de tus logros, formación, proyectos, conocimiento e intereses.

Declinar responsabilidades

“No quiero ser gerente, no quiero más responsabilidades”, esa es la forma más absurda de auto sabotearnos. Todos trabajamos con la intención de un acenso, pero si cada vez que estamos frente a un proyecto retador salimos huyendo no vamos a poder poner a prueba nuestras capacidades y demostrar nuestro desempeño.

Acepta el reto de crecer laboralmente. Si te ofrecen una posición clave y sientes que te falta conocimiento para desempeñarlo, tómala y aprende lo necesario. Todo es cuestión de confianza.

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