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CRÓNICA LIGERA

En el camino de la confianza encontramos el miedo

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

En los últimos tiempos los dominicanos pedimos a voces un cambio, recientemente lo logramos en lo político en las pasadas elecciones, lo manifestamos desde lo municipal y congresual hasta lo presidencial. Esa solicitud pública implicaba una serie de cosas que tenían como propósito el bien común, sin embargo, muchas veces deseamos un cambio a nivel personal o laboral, pero no mostramos la disposición adecuada para enfrentarlo si nos llega de forma inesperada, porque nos centramos en las preocupaciones de lo que eso implica y no en las posibilidades que trae.

Los cambios tienden a paralizarnos en algunos casos, en otros estos se convierten en el impulso necesario que nos permite arriesgarnos y dar el paso indicado para alcanzar una meta. Pero sería injusto no mencionar el papel que juega la confianza en nosotros mismos ante los cambios y con esto en otros factores que nos acechan.

El miedo

¿Has sentido ese vaivén entre el estómago y el pecho? ¡Sí! No el de las mariposas del amor. No, ese no, es el de una sensación extraña que presiona y muchas veces nos hace titubear, convirtiéndose en un elemento indeseado que en muchos casos es el culpable de que nuestra confianza se tambalee y se conoce como miedo, que no es más que el temor que sale de nosotros a fracasar, a caer y nos hace perder importantes oportunidades, provocando la inseguridad que nos conduce a no luchar por aquello que tanto deseamos. Entonces, esa percepción nos conduce a renunciar y no trabajar para alcanzar lo que aspiramos, provocando que no asumamos ningún reto que nos saque de nuestra zona de confort por cobardía. Esa sensación que frisa, nos priva y nos estanca comienza a formarse en nuestro interior del tamaño de un grano de mostaza y nosotros mismos la convertimos en un gigante que nos domina y nos manipula, haciéndonos desistir a todo lo que con fervor anhelamos.

La confianza

La gran pregunta es: ¿La confianza nace o se desarrolla? He leído en decenas de textos de grandes inspiradores que: “La confianza es muy difícil de adquirir y fácil de perder”. Siento que esta frase es tan real, para aplicar en la confianza que sentimos hacia otros, sin embargo, también se justifica para nosotros mismos. Porque la seguridad en nosotros es la que más debemos cultivar y trabajar, es ella la que nos sostendrá para alcanzar nuestros sueños y nos ayudará en la ruta que elijamos para llegar a la cima. Digo esto, luego que aprendí que la confianza es que yo esté clara, consciente y sepa que puedo contar conmigo misma.

Es una habilidad que se desarrolla, no necesariamente nacimos confiados, sino que la practicamos a través de la formación que recibimos, en otros casos, por decisión la trabajamos a través de un profesional. Entonces, si es algo que podemos desarrollar, deberíamos perseguirla hasta alcanzarla. El punto aquí es que identifiquemos nuestros niveles de confianza en nosotras mismas, basados en cómo nos valoramos, cómo nos comportamos y con quienes nos relacionamos. A veces los miedos no desaparecen, pero el creer en nosotras mismas nos sostiene, nos impulsa, nos inspira y nos motiva a seguir adelante.

Con el favor de Dios, nos leemos la próxima semana.

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