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CRÓNICA LIGERA

¡Abraza tú yo! Planifícate, sin imposición de tiempo

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

¡Oh la planificación a corto, mediano y largo plazo! ¿La conoces? ¿Qué le pasó a la tuya en este 2020? Sé que después de perderlo todo, incluyendo a seres queridos es difícil comenzar, más cuando una gran crisis sanitaria afecta el mundo y te incluye, desequilibrando lo que sientes, lo que te emociona y lo que crees que tienes. ¡Somos seres humanos muy vulnerables! Vivimos cargados de sueños, aspiraciones, ideas y metas que lograr, muchas de ellas ni son nuestras.

Muchos de nosotros plasmamos en blanco y negro lo que aspiramos hacer y a alcanzar cada 365 días, algunas personas lo hacen al inicio de año, otras al festejar su natalicio. Lo ideal es que nos organicemos y planifiquemos la ruta a seguir en nuestra vida, o al emprender un nuevo proyecto o al “reinventarnos” con lo ya sabemos o tenemos, con el propósito de realizarnos.

Muchas de las cosas que pensamos y soñamos para este período se quedaron en el aire, algunas habitan en nuestros corazones, sin embargo lo más importante de todo plan es vivir el proceso, disfrutarlo, sentirlo y encontrar la enseñanza que nos impone, para entonces, tener el valor de implementar los cambios necesarios o simplemente identificar donde nos detuvimos, donde nos estancamos, donde nos desviamos o donde estamos. Es sabido que no podemos llegar a donde queremos si no sabemos a dónde vamos… ¡El Covid-19 nos estrujó en la cara, en el cuerpo, en el corazón y en el alma que a veces lo planificado no funciona!

¿De qué sirve?

Planear nos ayuda a obtener claridad para lograr nuestros objetivos. La pandemia no dijo que lo más importante es vivir tu presente y tú ahora. Tener todo en orden da seguridad. El Covid-19 nos abofeteó para que volteemos la cara a lo verdaderamente importante: a nosotros mismos, a nuestra familia, nuestro entorno.

Guardar dinero es importante, siempre es bueno tener como enfrentar lo inesperado. La situación sanitaria nos enseñó la crueldad de la pérdida, el dolor de la ausencia definitiva y nos dijo que el dinero no nos devolverá a nuestros seres queridos que nos arrebató la pandemia a muchos no le sirvió para salvar su vida. Ser planificado es bueno, nos da seguridad, sin embargo, no importa cuales sean nuestras aspiraciones, salud, placer, economía o laboral, todo se pierde en un segundo y a veces no podemos hacer nada...

¿Cómo lo hago?

Lo ideal sería planificarnos intencionalmente, sin dejar de ser, hacer y vivir. Debemos apropiarnos de nuestro día a día, no en base a la tradicional agenda que por horas nos indica que hacer, las mujeres adultas no necesitamos que nos tracen pautas, ese tipo de planificación ya es obsoleta, necesitamos hojas en blanco en la que día a día diseñemos nuestro propio mapa de ruta, lleno de garabatos nos muestren claramente de donde partir, las estaciones donde debemos parar, los puntos donde recargar, los obstáculos que podemos encontrar hacia la meta.

Planear es de vital importancia para el éxito tanto en lo personal como en lo profesional, pero, desafortunadamente a través de una crisis mundial de salud siento que Dios trata de decirnos otras cosas… Puedo advertir, que la mayoría de nosotros perdemos mucho tiempo en descubrir los resultados que no indican lo que verdaderamente nos hace feliz y nos satisface el alma, cuando venimos a descubrir lo queremos lograr en las áreas más importantes de nuestra vida: Salud, relaciones familiares y de pareja, definir un estilo de vida, finanzas y profesión…

¡Es tarde! Que la vida no nos sorprenda a los sesenta o setenta años con el corazón a media asta, insatisfecho, por no poder realizar nuestros sueños, ni nuestras metas. “La vida es cualquier cosa que tú creas que es…” ¡Nunca es tarde para darle forma a la tuya!

Con el favor de Dios nos leemos la próxima semana.

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