El Covid-19 le ha robado el brillo a los años dorados
Si bien es verdad que el coronavirus no tiene raza ni color, una cosa si ha quedado clara: se ha ensañado contra los envejecientes, pero ello no debe ser motivo para dejar de vivir.
En estos tiempos difíciles estamos viviendo sin vivir. Ahora lo cotidiano es andar con la preocupación a cuestas porque hoy más que nunca el ser humano necesita estar en óptimas condiciones y darse afectos por la salud mental.
“Estamos prestando atención a nuestra salud física, y de hecho, es muy importante, pero: ¿Y qué de nuestra mente? Lo digo porque sabemos que es cierto que el virus afecta más a las personas de la tercera edad, pero no nos hemos detenido a pensar que si no le hace daño el Covid-19 se lo hará la soledad, el no estar cerca de sus seres queridos”, explica Carmen Virginia Rodríguez, psicóloga clínica y terapeuta familiar.
Su consideración no tiene el sentido de que se visite o que los envejecientes salga a la calle, sino que se le ofrezca una ayuda psicológica para que entiendan que aunque el virus acecha, hay muchas otras cosas que se pueden hacer para que el ocio y la preocupación no sean obstáculo en la plenitud con que deben vivir sus años dorados.
Rodríguez, de Grupo Profesional Psicológicamente, sostienen que la salud mental es un área a la que se le está pasando por encima. “No la estamos mirando en su justa dimensión como amerita, con sus efectos y consecuencias del momento y en un mediano o largo plazo. Cada día estamos viendo personas de todas las edades deprimidas y ansiosas, o desarrollando algún tipo de trastorno debido al encierro y al miedo que se ha creado alrededor del virus, y eso no es saludable”.
La especialista entiende que es verdad que hay un virus, es verdad que hay que cuidarse, es verdad que lamentablemente han muerto muchas personas, pero igual, la vida sigue, y va a seguir. La rutina de todos de alguna manera se ha visto afectada.
“Por eso es que hago énfasis en los adultos mayores, que como hemos dicho, son quizás el grupo
que está sintiendo el aislamiento de una manera más abrumadora, debemos ver cómo estando en sus años dorados, que tanto afecto necesitan, puede que se la pasen más solos aun”, puntualiza Rodríguez.
Entiende que inevitablemente, eso puede llevarlos a situaciones de tristeza, ansiedad y hasta depresión. Igual podemos ver en los niños, niñas y adolescentes, donde la privación de un esparcimiento y disfrute, esta siendo cada vez mas coartado, en este grupo estamos viendo cada día mas, efectos y consecuencias en sus estados de animo, encerramiento por el aburrimiento y tristezas.
En sentido general En los adultos y adultos jóvenes, sin restarle importancia a sus emociones, puede que debido a sus compromisos y capacidad productiva, puedan manejar mejor esos sentimientos y emociones abrumadoras. Sin embargo, no se escapan y también están asistiendo a consultas, tanto psicológicas como psiquiátricas. “Y es importante que lo hagan, necesitamos entender que en este momento, un acompañamiento, cualquiera que sea la edad, es importante. “Un acompañamiento psicológico podría evitar conflictos futuros más profundos, por lo que exhortamos sobrepasen la capacidad de contención personal, lo acepte y busque ayuda”, insiste.