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CRÓNICA LIGERA

Deja de pedir permiso, las mujeres maduras no necesitamos autorización

Comencé a leer a Rachell Hollis en el medio de la pandemia por recomendación de una mujer a la que admiro y que me la regaló el trabajo. Con la chispa envidiable que le caracteriza, Lisaura Lara hizo un esbozo de uno de sus libros en un post y yo, como toda mujer ambiciosa con deseos de crecer y que se respeta a sí misma, obedientemente pedí el libro, “Amiga, deja de preocuparte”, un plan sin pretextos para abrazar y alcanzar tus metas. Es un material de fácil lectura, ligero, claro, directo y preciso que llegó a mis manos para engancharme con mi yo interno y hacerme sentí un vaivén de emociones que me condujeron a un viaje profundo al que le puse voz, porque al leerlo sentía cómo si me hablara yo misma, fue cómo si por fin pudiera escucharme al hablar de ciertos temas con mis amigas, entonces decidí disfrutar el recorrido y compartir con nuestros lectores algunas enseñanzas.

Decisión

Cuando me choqué en uno de los capítulos del libro sobre la explicación de las conductas adoptadas, entendí el proceder de muchas mujeres que fuimos criadas en el marco del sistema patriarcal. Nuestra conducta es la manera de como actuamos cada día, son nuestros hábitos, que exponemos en las acciones que realizamos, en las palabras que decimos y en el modo que vivimos la vida. Pero la mayor importancia está cuando entendemos que nuestra conducta es una decisión, que somos nosotros los que cada día decidimos ser la persona que somos, lo hagamos conscientes o no.

Ejemplo

La vida no se trata de estar en una guerra constante entre mujeres y hombres, no es una pelea donde sorteamos nuestra disparidad, es un camino que si aprendemos a llevar nos puede conducir a una vida llena de momentos felices. Muchas de nosotras crecimos en familias y en sociedades donde los hombres tenían la última palabra, ejercían el poder y el control sobre toda la familia, quizás para las de esta generación no sea así, pero siempre seremos un reflejo de cómo nos criaron, de lo que vimos y si tu papá o tu abuelo eran la autoridad, entonces de ahí parten tus creencias. Si nuestro ejemplo de lo correcto fue masculino será difícil aceptar que cómo mujeres tenemos el poder, la fuerza y el derecho de perseguir nuestras ambiciones por si solas. Estas interrogantes pueden ayudarte: ¿De dónde viene tu debilidad para aceptar las capacidades que tienes?, pero, sobre todo, ¿qué opinión tienes de ti misma?, y ¿Cuáles son tus opiniones como mujer?

Permiso

¡Las mujeres adultas no pedimos permiso! El crecimiento personal llega cuando no tienes que pedir permiso para ser tu misma. Sucede cuando deja de importarte más lo que otros piensan de ti, de tu forma de ser o de cómo actúas y vas tras tus sueños, porque lo que en realidad tiene valor es ser tú misma. Es posible manejar nuestras responsabilidades, tener prioridades y abrazar nuestros deseos personales siendo fiel a nosotras mismas y sin faltarle a la persona que amamos. Pero muchas de nosotras estamos formadas para servir y otras para vivir nuestra mejor versión, perseguir nuestras metas, aunque otros no nos entiendan. Aprende hacer lo que te hace feliz sin esperar a que otros te den permiso, porque nadie necesita cambiar o mal vivir para ser amada y aceptada.

¡Tienes permiso de vivir! Con el favor de Dios nos leemos la próxima semana.

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