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Desescalada

Las mascotas vuelven a estar solas en casa

Ladridos, lloros, gemidos, aullidos o combinaciones de estos pueden ser síntomas de ansiedad. Dra. Virmari Vásquez Hernández. ISTOCK Y FUENTE EXTERNA

Ladridos, lloros, gemidos, aullidos o combinaciones de estos pueden ser síntomas de ansiedad. Dra. Virmari Vásquez Hernández. ISTOCK Y FUENTE EXTERNA

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Celeste PérezSanto Domingo, RD

En este tiempo de con­finamiento las mas­cotas se han acostum­brado a estar todo el día con sus dueños en casa. Con la puesta en marcha de la fase II de la desescalada un gran número de personas se reintegra a la actividad comercial. Ahora el teletrabajo se acerca a su fin y los animales domésticos tendrán que acostumbrarse de nuevo a pasar horas solos, una situación que los podría hacer sufrir.

Entre los aspectos positivos de la cuarentena, la doctora Virma­ri Vásquez Hernández, médico veterinario, resalta que la convi­vencia ha sido satisfactoria para las mascotas que disfrutaron de tiempo de calidad junto a sus dueños, “lo que se traduce en una mayor atención a su estado de sa­lud y la activación de actividades de juegos”. En algunos casos – agrega – se presentaron desórde­nes alimenticios provocados por los cambios en la dieta o de hora­rios y alergias por el uso constan­te de detergente en los hogares a raíz de la situación.

Vásquez Hernández plantea que los animales, al igual que los seres humanos son entes de hábi­tos, por lo que aunque anterior­mente estuvieran acostumbra­dos a estar solos, la modificación de rutina puede afectar su estado anímico y emocional. “Estas res­puestas emocionales pueden re­flejarse en depresión, ansiedad, estrés y trastornos digestivos”.

¿Cómo se manifiesta?

La especialista explica que la depresión y ansiedad se presen­tan con lamidos excesivos de las patas o cualquier lugar del cuer­po, disminución en la actividad física, inapetencia, pérdida de peso, comportamiento agresivo o cambios de conducta. El esta­do de estrés con aullidos o mau­llidos, jadeo excesivo, salivación, lamido excesivo de su cuerpo, pérdida del pelo, cambios de há­bitos, ingesta de cuerpos extra­ños y rigidez muscular. Mientras que los trastornos digestivos son evidentes con afecciones como diarrea, náuseas, vómito, intole­rancia alimentaria, salivación ex­cesiva, inapetencia o constipa­ción.

¿Qué debemos hacer?

Sin intentar sustituir la inter­vención del veterinario cuando el caso lo amerite, para menguar estos efectos, Vásquez Hernán­dez sugiere reiniciar la rutina de la mascota días antes de regre­sar a las labores. “Definir horarios puntuales para la comida, ofre­cerles el alimento acostumbrado y adecuado, ejercitarlos (paseos cortos, juegos) con la debida se­guridad, acondicionar el espacio que utilizan para el descanso, son pautas que ayudarán a que sea menos traumático el proceso”.

Otra recomendación es dejar­le una prenda de vestir con el olor de su dueño y su juguete preferi­do en un lugar visible para ayu­dar a calmar los efectos desfavo­rables de volver a estar solos. “Lo más importante es tener pacien­cia y actuar desde el amor. Sobre todo cuando aparece una con­ducta destructiva y llega la ten­tación de reprenderlos. Los ani­males domésticos no actúan por venganza. El castigo no arregla nada” concluye.

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