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CRÓNICA LIGERA

El mundo necesita más personas íntegras… de lo otro estamos saturados

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

Después de la pandemia del Cobid-19 el mundo cambió. Gracias a Dios que nos ha sostenido, ayudado y poco a poco vamos aprendiendo a caminar en un nuevo trayecto donde hemos dejado la prisa para volver a encontrar valor en lo simple, en lo cotidiano y en lo común. Cosas que siempre han estado ahí, pero que por ir tan rápido a veces la ignoramos. Algo que me ha llamado la atención de vivir esta cuarentena es que hemos vuelto a valorar lo esencial, sobretodo el amor genuino. Aunque he sentido que mucha gente se ha encontrado con un mundo al que no conocía, donde se ha perdido el respeto y los valores morales, íbamos tan rápido que para muchos el crecimiento personal y espiritual lo han reemplazado por la necesidad de obtener popularidad y dinero. ¿Dónde hemos dejado nuestra integridad?

Integridad

Es una cualidad que muchos la traemos, otros la aprendemos y hay quienes no la llegan a conocer, porque lamentablemente la pierden por las tentaciones que van encontrando a lo largo del camino de su vida… Hay quienes piensan que esta no significa nada, sin embargo, ante lo que vivimos es doloroso comprobar la necesidad de integridad que necesita nuestra sociedad y quizá todo el mundo. “La integridad es hacer lo correcto aunque nadie nos está mirando”. Es ser honesto, tener principios y valores morales. Una persona íntegra es valiente y actúa segura de sí misma, es sincera y respetuosa con los demás y consigo misma, siempre hace lo correcto y repele los actos de corrupción y deshonestidad. Entonces, bajo esta descripción y los hechos que hemos vivido en las últimas semanas desde el Estado y desde el comportamiento de quienes deben ser “ejemplos”, entendemos que lo que nos falta es integridad…

Preocupa

Cuando desde el balcón ves que el mundo está lleno de personas que creen que pueden hacer de todo sin consecuencias, entonces, detenidamente analizas que la corrupción, la violación a los principios de lealtad, la incoherencia, la usurpación, el robo de manera descarada, las excusas baratas y el sentir que poseen el mágico poder de ser intocables, comienzas a entender el remeneón que hoy vive el mundo con una pandemia nacida desde la maldad humana o de la naturaleza de la creación, aún por determinar… Es que nos hemos extraviado de camino y los valores morales van por un lado y nosotros por otros. Hoy vamos tras la necesidad de brillar, sin importar lo que nos cueste, aunque sea a costa del trabajo de otros y rendimos más culto al “don dinero” haciendo lo que sea para conseguirlo y sentir entonces que este nos da súper poderes, que nos convierte en superhéroes. Todo nace desde el tronco, de quienes deben ser nuestros modelos a seguir y terminan convirtiéndose en los peores lastres de la sociedad… Si tan sólo aplicáramos el refrán: “La ley entra por casa…” “otro gallo cantaría”.

¿Qué necesitamos?

Mujeres y hombres íntegros, que nos inspiren. Que sean auténticos, que no se aprovechen de otras personas, que sean leales y sepan reconocer el trabajo de los demás, que den siempre los créditos a quien lo merece, porque esa actitud los hace honestos. Necesitamos más personas humildes y sinceras de corazón, con la capacidad de saber disculparse cuando los hechos así lo ameriten. Necesitamos líderes que posean vocación y deseos reales de servir a los más necesitados, dispuestos hacer el bien, que crean y valoren a los demás… ¡Ojalá que esta pandemia nos deje una gran enseñanza porque este país es de todos!

Con el favor de Dios nos leemos la próxima semana.

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