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ESPECIAL MES DE LA MUJER

Luz Estela Jackson: Pasión, perseverancia y honestidad

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Maritza Morillo SueroSanto Domingo

Cuando Luz Estela Jackson tomó la decisión de entrar a la universidad, lo hizo con la convicción de que la medicina era la carrera en la que se quería formar profesionalmente, y sin dar chance a la duda, al terminar el bachillerato, abrazó la ilusión de titularse como médico en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

“Desde que descubrí mi vocación por la medicina no escatimé esfuerzos para adentrarme en el área. En mis vacaciones, mientras cursaba el bachillerato, visitaba algunos hospitales específicamente, en el área de emergencia, allí, con ayuda de los médicos de turno aprendí a tomar la presión de los pacientes e hice mis primeras historias clínicas con la supervisión de ellos”, rememora la destacada gineco - obstetra.

Consciente de que en su vida nada se mueve sino es por la gracia de Dios, la especialista habla de su trayectoria y logros alcanzados en la carrera. Con más de 30 años de ejercicio sirviendo y trabajando por y para la mujer, Luz Estela ha acumulado una vasta experiencia que deja al descubierto sus conocimientos; los cuales ha compartido con estudiantes internos y residentes de gineco-obstetricia en los hospitales, consultas y quirófanos.

Y como toda buena acción tiene su recompensa, recientemente Jackson fue honrada por la Sociedad Dominicana de Obstetricia y Ginecología con el reconocimiento al Mérito de Médico, por su extraordinario aporte y apoyo al cuidado y protección de la mujer dominicana.

Con la nostalgia que produce recordar aquellos días al salir de las aulas, al graduarse el 5 de mayo del 1981, se despide de la casa que la vio formarse y parte a Santiago, donde hizo su internado en el Hospital Arturo Grullón. Luego de ese primer paso y con la ilusión multiplicada de alcanzar su sueño, se traslada al Centro Médico Presidente Estrella Ureña para agotar el proceso de pasantía, que la llevaría a obtener el título de médico general.

Confiesa que durante su entrenamiento para culminar la medicina, descubrió su afinidad por la gineco-obstetricia, camino que decidió trillar. “Ver que el milagro de la vida en el vientre de una mujer me motivó a ir en busca de conocimientos para atender los embarazos de riesgo, y sacarlos adelante”, comenta la experta’.

Motivada por abrirse paso en esa especialidad partió a México 1983, a tomar el examen de residencias médicas y fue aceptada, al terminar dicha carrera también descubrió su pasión por la infertilidad, la cual hizo como subespecialidad para complementar sus conocimientos.

Ya graduada en el Instituto Nacional de Perinatología, en México, en 1987 regresa a Santiago, con la intención de poner en práctica lo aprendido. Al llegar a la ciudad Corazón se convirtió en la primera especialista en ginecología-obstetricia con subespecialidad e infertilidad con técnica de fertilización in-vitro.

Sin embargo, los títulos que trajo no la paralizaron ante sus deseos de seguir aprendiendo sobre el tema de salud y se hizo especialista en microcirugía de trompas.

Al pasar balance de la vocación que la llevó a estudiar la carrera dice, “Lo hice por decisión propia, desde muy joven sentía esa pasión por la salud y ese deseo de ayudar a los demás, pero si tuviera que elegir a alguien como motivación sería mi madre, Pradina Rojas, y mi abuela, Eloisa Espejo, dos mujeres que durante toda su vida se desempeñaron como parteras en mi pueblo natal”.

Recapitula que ese espíritu de servicio y ayudar al prójimo es algo heredado de su mamá, quien además de consejera, era una persona con mucho tacto. “Fui testigo de su labor de ayuda a los menos pudientes de la zona. Mi casa era un sitio de acogida, mi madre crió a cinco hijos como suyos, junto a mi hermana y a mí”.

¿Le ha sido difícil destacarse en su profesión?

Todo inicio tiene su dificultad, sin embargo el amor por mi profesión me ha permitido rebasar todos los obstáculos encontrados en el camino y seguir avanzando por la ruta del crecimiento.

¿Qué es lo que más le apasiona de su carrera?

Una de las cosas que más me satisface en este trabajo es poder cuidar la salud, prevenir y tratar las enfermedades en las diferentes etapas de la vida de la mujer, y ayudar a lograr embarazos en parejas infértiles.

¿Se siente realizada como médico?

Si, Dios me ha bendecido de manera maravillosa y después de 30 años de servicio en favor de la mujer y la comunidad, me doy cuenta que he estado en la profesión correcta y en los lugares perfectos. Cuento con tres trabajos, tengo mi consultorio en el Hospital Metropolitano (HOMS), también en el Instituto Materno Infantil y en el Hospital de la Mujer, desde donde ofrezco mis servicios con la pasión y el amor que merecen mis pacientes.

Además, ofrezco consulta en la iglesia un día a la semana, labor que me hace inmensamente feliz y con mucha alegría puedo decir que disfruto de la satisfacción deber cumplido.

¿Si no fuese médico en que otra profesión se visualizaría?

Sería psicóloga o monja, siempre me he visualizado sirviendo y ayudando a los más necesitados.

¿Cuáles han sido sus aportes a la sociedad a través de la medicina?

Además de mis pasos por los distintos centros para los que he trabajado, he impartido cátedras de medicina en las universidades como PUCMM, UTESA y UTE. También he participado en prácticas de ginecología en el hospital de la Mujer, en Santiago.

¿Cree usted que la mujer está preparada para ocupar cualquier puesto en la sociedad?

Si, nosotras estamos listas para ocupar cualquier posición tanto en los cargos públicos como privados, el tiempo ha ido proveyendo de oportunidades para que la mujer se capacite y pueda competir en todos los campos productivos del país. Debemos enaltecer nuestro valor por ser soporte de la familia y por el uso de la inteligencia emocional, la cual nos permite con la ayuda de Dios cumplir con los roles de madre, profesional y esposa. Tengo la esperanza que algún día se pueda legislar para que el 50 por ciento de los puestos sean para los hombres y 50 para las mujeres.

Otros premios

Luz Estela Jackson ha sido reconocida por sus aportes en la formación de los residentes de gineceo obstetricia en el módulo de infertilidad del hospital Cabral y Báez, en Santiago, y por la Sociedad Dominicana de Gineceo Obstetricia filial norte, sin embargo, entiende que los mejores premios recibidos son los buenos resultados obtenidos durante su trabajo y ver a sus alumnos convertirse en excelentes profesionales de la medicina.

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