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De Cerca

¡Coleccionista! Confieso que soy coleccionista

Los recientes días festivos fueron perfectos para limpiar algunos espacios de la casa. Entre muchas cosas me tropecé con una recopilación de escritos de mi hijo Chris. Para ese entonces tendría 13 años, y su pasión era escribir para su blog, Diario de un Adolescente, que formaba parte de las propuestas de la plataforma digital de Listín Diario. Lamentablemente a medida que fue madurando sus intereses cambiaron, y abandonó el espacio. En una de las publicaciones, cuestionaba una cierta ‘manía’ que yo había adquirido: Coleccionar revistas. Él se quejaba de que en la casa compartíamos el librero y yo utilizaba la mayor parte de los tramos.

El artículo

“Mi mamá guarda todas las revistas que recibe, las lee y las conserva a sabiendas de que están repletas de recetas de cocina que nunca intenta hacer; consejos para sembrar plantas, pero no tenemos patio; guía de ejercicios, pero le cuesta subir la escalera; chismes de artistas que no viven en este país; moda de vestidos, que nunca se pondría… en fin, un molote de cosas para algún día…”, detallaba en el escrito; y no se equivocaba, desde que era estudiante me gustaba coleccionar y en la medida que los años fueron pasando, mi afán de acumular creció a la par de mis ingresos. Esto se tradujo en colecciones completas de libros, películas, CD, u ‘objetos exclusivos’ que no servían para nada.

La verdad

Mal contados habrán pasado más o menos doce años desde aquella publicación y debo confesar que, igual que en esa etapa, aun me cuesta desprenderme de revistas con artículos que han sido de mi interés, o de libros que me han impactado, pero ahora soy más selectiva de lo que leo y conservo, y es que a medida que los años pasan se nos hace más fácil identificar lo que realmente tiene valor, lo que trasciende más allá de lo tangible. Aprendí a apreciar cada momento de la vida, momentos auténticos, y experiencias únicas y ahora eso es lo que atesoro. Ir por la vida intentando acumular cosas materiales, puede que tenga algunos beneficios, dependerá de la etapa que estemos viviendo. El tiempo nos enseña que la felicidad no depende de nuestra colección de piezas, está altamente vinculada a vivir y disfrutar el presente a plenitud, aun cuando éste no sea siempre lo que esperamos.

Para recordar

Al final de nuestros días poco importarán las cosas que acumulemos, no podremos llevarlas a ninguna parte. Al momento de evaluar los días vividos solo importará lo mucho que te divertiste en los viajes, cuánto bailaste en las fiestas, reíste con los seres queridos, cuánto aprendiste, amaste y te amaron, qué aportaste a la vida de otra persona, a quién hiciste sonreír… Cuando decides acumular experiencias empiezas a disfrutarlas incluso antes de vivirlas. Siempre es emocionante, por ejemplo, organizar un viaje, o acudir a un evento especial con amigos, y a pesar de que son actividades limitadas en el tiempo, su recuerdo es mucho más duradero porque al rememorarlos los vuelves a disfrutar. Desde que lo entendí comencé a llenar mi mochila con lo que quiero llevar a cuestas, y para tranquilidad de mi hijo, las revistas no están en la lista.

¿Y tú mochila, de que la estas llenando?

¡Hasta el lunes!

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