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CRÓNICA LIGERA

¡Servir es llenarnos el alma y el corazón!

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

La pasada semana volví a vivir una experiencia inolvidable y gratificante. La vicepresidente de la República, Margarita Cedeño y su equipo de trabajo, nos invitó, junto a otros comunicadores y personalidades del tren gubernamental, a acompañarles a servir un almuerzo a los niños huérfanos de violencia.

Con alegría y entusiasmo asistí a una cita que nunca me imaginé rebosaría mi alma. Vi ojos llenos de tristezas y expresiones de dolor. Miradas llenas de ausencia.

Me encontré de frente a niños y adolescentes que reflejan dolor y soledad, que no expresan su sentir y que no conocen la magia de una sonrisa, aunque esta busque llevarles la calidez de la solidaridad a través de un momento creado para ellos, lleno de alegría y emociones....

La vicepresidente Con esta acción, Margarita Cedeño, nos deja una gran lección de fraternidad. Ese día comprobé que quien quiere ayudar desde el Estado encuentra el camino.

Ella, con su carisma, atención y dulzura, mostró conciencia y conocimiento del tema, habló desde la empatía y mostró sus cualidades humanas. Cedeño, al pronunciar las palabras de bienvenida, destacó la importancia de llevar alegría a los niños, niñas y adolescentes víctimas de ese flagelo, para que no sientan la tragedia durante toda su vida, ni vivan bajo el esquema del abandono, sino que sepan que cuentan con el apoyo que necesitan para desarrollarse de manera normal en la sociedad a través de su despacho.

Lo importante Los pequeños forman parte de los 605 integrados al Programa de Atención a Niños, Niñas y Adolescentes Huérfanos por Violencia Intrafamiliar, que ejecuta la Vicepresidencia de la República junto a organismos estatales para garantizarles sus derechos ante el desamparo. No es la primera vez que vivo esta experiencia, pero si es la primera que veo a un grupo de personas trabajar armónicamente en beneficio de estos niños. La intención era atenderlos, compartir con ellos y darle un poco de lo que nosotros tenemos. Allí no había la intención de figureo o afán de hacer noticias con el dolor ajeno y de verdad, eso es lo más importante.

La magia de dar Esos niños me ayudaron a comprobar la magia que se adueña de nuestro corazón al dar o compartir lo que tenemos… “Nadie es tan pobre que no tenga nada que dar…” Estos pequeños me abrieron el alma con la ilusión de recibir cariño y atención. Sus expresiones fueron otras cuando recibieron peluches, camiones, juegos educativos, bicicletas, patinetas, entre otros, regalos. Y es que todos podemos ayudar a través del amor! Nos leemos la próxima semana.

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