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DE CERCA

Inclusión, turismo y solidaridad

Las bondades con las que Dios bendijo esta tierra, combinadas con el trabajo de un grupo de profesionales que han estado siempre dispuestos a promover y defender lo nuestro, han dado a la actividad turística un lugar privilegiado en el país. Los cambios sociales, culturales y hasta legales que han traído consigo el paso de los años, han codificado al turismo como derecho humano, generando un replanteamiento en el diseño de los espacios. Esta perspectiva ha otorgado a segmentos vulnerables la posibilidad de disfrutar de momentos únicos.

Pensando en los demás

En todo este contexto varias medidas positivas se han materializado, entre ellas la facilidad para que jóvenes con capacidades especiales puedan incorporarse al mercado laboral del sector turismo. Sin duda, una medida enfocada al pleno desarrollo del potencial de estas personas, creando las condiciones para que puedan encontrar motivación personal y emprender un camino de crecimiento profesional. Como pioneros en este tipo de acciones, y sin duda marcados por un fuerte compromiso social, se encuentra la cadena Meliá Hotels International, administradora del complejo The Grand Reserve at Paradisus Palma Real, ubicado en Punta Cana. Basta con asomarse a la puerta para descubrir las facilidades que ofrece para el acceso de personas con discapacidad motora. Un paseo corto por el edificio, es suficiente para admirar cómo los diferentes identificadores de salones y restaurantes se encuentran también en el sistema de lectura y escritura táctil o braille.

Compromiso social

El complejo, un diseño del arquitecto Álvaro Sanz, desborda lujo en cada uno de sus espacios, pero también solidaridad. Dentro de su equipo de colaboradores un número importante de personas que poseen alguna discapacidad se integran productivamente a las jornadas establecidas. La inclusión es un fenómeno maravilloso y celebro que se esté evidenciando en el turismo. Cada vez son más los testimonios de que no hay límites en lo mucho que pueden lograr estas personas y eso se traduce, no sólo en mejoras financieras, también en el desarrollo del país, porque se rompen barreras y se protege la dignidad humana.

Atrévete

Invitada a un viaje de prensa, conocí el hotel, y a los miembros del grupo musical Atrévete. Siete jóvenes con discapacidad visual que decidieron juntar su talento y deseos de superación. A ritmo de un buen merengue me hicieron sentir orgullosa de ser dominicana. Ojalá otras cadenas hoteleras también se atrevan a darle una oportunidad de desarrollo a las personas con alguna discapacidad. ¡No se arrepentirán!

¡Hasta el lunes!

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