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CRÓNICA LIGERA

¡Mi experiencia en Matrimonio Feliz!

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

La tarde de un viernes salí de mi casa sin ninguna expectativa al retiro de pareja “Matrimonio feliz”. La idea fue de mi esposo, no por los tradicionales problemas que pueda tener un matrimonio, gracias a Dios no es nuestro caso, sino por recomendación sacerdotal para la consolidación, el crecimiento y el buen desarrollo de una pareja, al que se aspira cuando amas. Soy un ser extraño y cuando no tengo una causa justificada para hacer una cosa me muestro escéptica, porque hace un tiempo que decidí vivir mis sueños, no los de otros. Sin embargo, este retiro se convirtió en la mejor manera que espiritualmente pude encontrar para seguir adelante.

Cuando llegas… Un amable grupo de parejas voluntarias te recibe, te orienta y te sirve. El primer día, fui crítica y ansiosa esperé sentir maripositas en el estómago o una luz divina que me hiciera entender a qué había ido ahí. Desesperada o rápida como siempre, las dinámicas fueron haciéndome entender que no había ido a un resort a vacacionar, sino a un retiro. El cual hoy puedo decir que fue para la sanación de mi alma y la reconciliación con mi corazón. Porque si algo tenía claro, era que a este tipo de experiencia no quería enfrentarme, pues dentro de mi dolor no quería conectar con espacios donde encontrara oportunidad para expresar mi vacío existencial.

El retiro Este estilo de encontrar a Dios en pareja, dejó en mí grandes enseñanzas y un cambio de actitud ante la iglesia católica, su trabajo en la sociedad y sus aportes sociales. Salvador Gómez me ha dado la mejor clase de entendimiento sobre mí misma que haya podido recibir, sus habilidades nos enfrentan a nuestro comportamiento, a nuestras reacciones y acciones, dejando una marca indeleble en cada participante. Fueron tres días intensos, el sábado bajo cuidado intensivo tu corazón se muda de sitio y el domingo regresa ya estable.

Hoy lo cuento. He preferido esperar un tiempo y vivir lo recibido antes de compartir con ustedes lo que solo se ve pasado unos días. Gracias a Dios por abrirme a una nueva oportunidad de aceptación, entendimiento, sumisión, conocimiento y conciencia sobre mí misma. Desde ese fin de semana soy otro ser humano, abierta a una nueva visión de mi realidad, de las personas que me rodean y de mi entorno. Mis días han cambiado bajo una percepción distinta, de creencia, estabilidad y paz. Mis análisis y mis pensamientos giran en torno a mi sentir y mi deseo de crecer en Dios hoy son muy distintos.

Matrimonio feliz Es el inicio de un camino diferente, es un estilo de vida que cambia tu conducta y te permite observar y observarte, sin juzgar ni desmeritar por creencias, sumando, no restando, pero sobre todo haciendo la vida que una quiere. Te cuento lo fácil para invitarte a vivir el reencuentro contigo misma más poderoso que haya experimentado entre risas, lágrimas y amor. No es fácil romper el molde, dejar los apegos, pero llegar a tener la capacidad mental de que no te dobleguen, sino que te ayuden, es una sensación magnífica. Después de esta vivencia entiendo las rupturas y celebro a los que siguen creyendo en el amor y en Dios como el tercer hilo de su matrimonio. ¡Y de la noche a la mañana Dios me ha regalado una nueva familia con la que comparto mi vida!

¡Con el favor divino de nuestro Señor, nos leemos la próxima semana!

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