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María Fda. Arredondo, Una madre consagrada

María Fernanda Arredondo de López junto a sus hijas Alejandra y Mariana López. VÍCTOR RAMÍREZ/LD

María Fernanda Arredondo de López junto a sus hijas Alejandra y Mariana López. VÍCTOR RAMÍREZ/LD

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

La palabra madre tiene distintos significados en el diccionario, pero cada mujer tiene una definición distinta, pues así como va creciendo el bebé en su vientre, de igual forma, hay sentimientos y emociones que se quedarán por siempre.

Ser madre por primera vez es una experiencia digna de contarÖ en especial, si llega después de siete años de casados y, para bendición, mellizos. Como sucedió con María Fernanda y Julio López. Ambos acuñaron la frase de la escritora francesa Simone Beauvoir: “Los hijos no son el juguete de los padres, ni la realización de su necesidad de vivir, ni sucedáneos de sus ambiciones insatisfechas. Los hijos son la necesidad de formar seres dichosos”.

“Cuando quedé embarazada visité la ginecóloga de lo más normal para saber cómo iba el embarazo y, cuando la doctora realizó la sonografía me dijo que eran dos. Llegué a la casa y para compartir la noticia con mi esposo. Ambos no cabíamos dentro de sí de tanta felicidad”, confiesa con un brillo inusual en sus ojos, ése que solo tienen las mamás felices.

Cuenta que ser madre es una bendición y cuando viene en partida doble es una alerta de que Dios la ama profundamente, porque la decisión de ser padres fue muy pensada y madura, porque ellos querían estar, como ahora, cuando llegara el momento: Preparados para dar amor, cuidados, atención de calidad y suplir las necesidades más perentorias que todo hijo debe tener en la vida.

Aunque no pueden en esta etapa predecir el futuro, son una pareja que asumió a sus dos niñas con roles compartidos en el cuidado y crianza.

‘‘Ser madre es una experiencia tan única, tan íntima, te hace tan feliz; que en mí ha sido un giro positivo, porque fue doble felicidad, trabajo, y diversión. Ha sido un cambio radical. Se te abren nuevas ilusiones, eres más susceptible y sentimental. Es tener nueva visión de tu vida, en la que dos personitas dependen de ti y hay que darle lo mejor de uno para que crezcan siendo empáticas, resilientes y al final sean buenas personas”, dice María Fernanda.

En el jardín de la familia Acebal Rizek confiesa que ahora comprende lo que su mamá Marianela Arredondo le dio. Y después de tener sus hijas se ha convertido en un ser humano más tolerante, más pendiente de todo, agradecida y se cuida para durar más y poder estar siempre en los momentos más importantes de sus hijas.

Asegura que eligió buscarlas al colegio para compartir con ellas una conversación amigable y preguntarles cómo fue su día de clases y con los amiguitos.

Dice que agradece a Dios la bendición de trabajar en la empresa familiar con un horario flexible y, además, su familia la apoya cuando tiene que ir con sus hijas a un cumpleaños o una de ellas está enfermita.

“Para mayor satisfacción, mi marido es de los hombres que cambian pañales, juega mucho con ellas y, al anhelarlas tanto, las disfruta al máximo”.

Una de las cosas que le han favorecido es que es una mujer organizada. Agenda todos los compromisos con sus hijas y los honra. “La maternidad más que amor es un gran compromiso, porque ya que las traje al mundo se merecen todo mi cuidado. Mis hijas llegaron en el tiempo perfecto de Dios”.

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