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CRÓNICA LIGERA

¿Podemos querer lo que ya tenemos?

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

En los primeros noventa días de este año he alcanzado lo que me había propuesto. Y aunque eran pocas mis metas, sobrepasé mis expectativas y me centré en las que podía alcanzar bajo mis circunstancias. Es regocijante cuando podemos saborear el néctar de la satisfacción de cada logro, siempre y cuando vivamos el momento y le dediquemos tiempo a cada uno. En el éxtasis de mi alegía me surgió la interrogante: ¿podemos querer lo que ya tenemos?

Siempre queremos más Me hice la pregunta, porque siempre queremos más, cumplida una misión damos paso a otra, y es lógico pensar en avanzar, pero a veces parece que el inconformismo y la ambición tienden a arruinarnos la existencia, y nos mostramos insatisfechos con lo que ya tenemos. En algún momento de nuestras vidas todos hemos vivido esa sensación. Lo que ha motivado a expertos en la conducta a investigar, concluyendo en el “síndrome de la pieza faltante”, que no es más que tener fijación por lo que no tenemos, que en muchos casos puede convertirse en obsesión. (Aplica en lo profesional, sentimental y material).

Porqué pierde valor Estamos hechos de idealizaciones que al no llenar nuestras expectativas nos colman de insatisfacciones. Los expertos recomiendan que debemos enfocarnos en acciones que vayan a nuestro nivel, sin compararnos con otros, ni con objetivos por encima de lo que podemos alcanzar. El conocernos cada vez más ayuda a tomar consciencia de nuestras necesidades y a encontrar las respuestas que nos llenan el alma, para disfrutar lo que tenemos y no basar nuestra vida en desear tanto lo que no poseemos.

Ser agradecidos Cuando conseguimos un objetivo, tenemos que analizar lo que hemos tenido que hacer para alcanzarlo, recordar las sensaciones que nos provocó y lo que hemos vivido, así nos reconocemos triunfadores, pues al vencer los obstáculos y alzarnos con los aciertos debemos elogiarnos, esta es la manera más idónea de disminuir la insatisfacción y la necesidad de más. La gratitud es la riqueza del alma y la queja, la pobreza.

Buscar el sentido La mayoría de las cosas que nos faltan, o que creemos que nos faltan, pueden ser sustituidas o cambiadas, pero cuando centramos el foco de atención en las que no tenemos, estamos condenando nuestra felicidad, que es un estado efímero y se basa simplemente en cómo vemos las cosas. Está en nuestra actitud ante cualquier circunstancia. Celebremos con fanfarria cada meta lograda, por más insignificante que parezca, pues los sueños, los logros y llegar a la cima son preseas personales y deben llenarnos el alma de manera individual, aún la consigamos en grupo. ¡Valoremos lo que tenemos! Nos leemos la próxima semana.

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