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CRÓNICA LIGERA

La autenticidad

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

La autenticidad es un valor fundamental en el ser humano que debe ser aplicado desde lo personal a lo profesional. Todos tenemos algo único que aportar al mundo, algo que nadie más puede dar. Sin embargo, he visto que a la velocidad que nos lleva el mundo cibernético, estamos perdiendo la verdadera originalidad de nuestro ser.

Vivimos mostrando lo que no tenemos y promovemos ser y estar bajo una estructura de positivismos que solo aplicamos en público, basta de ser “falsos positivos”, es injusto que sigamos refugiándonos en las palabras, propuestas y acciones de otros o simplemente hacer lo que vemos en otros.

No nos damos cuenta que nos estamos exponiendo al mundo como lo apreciamos a través de los ojos de otras personas, olvidando que a ellos les queda muy bien, porque esa es su forma de ser, son auténticos. Es bueno recordar que con la autenticidad pasa lo mismo que con el talento, podemos copiar las ideas, pero nunca será lo mismo al ponerlas en práctica.

Es normal tener referentes, un norte a seguir, líderes a quienes admirar por sus destrezas, habilidades o proceder, son personas que nos inspiran y con la que nos identificamos, esto puede llevarnos a aplicar la técnica del modelado, que según la Psicología no es más qué: “Un tipo de aprendizaje que se basa en la imitación de la conducta ejecutada por un modelo, normalmente otra persona”. No es lo mismo que imitarlos o copiarlos, porque la autenticidad nace cuando reconocemos que su camino y el nuestro no son los mismos.

Al abrazar nuestra autenticidad, tenemos la libertad de mostrarnos tal cual somos, compartiendo nuestro verdadero yo, comunicándonos a través de un mensaje propio, exponiendo nuestros criterios y nuestras verdades en nuestras propias palabras. Ser quienes somos, sin poses, ni reservas nos da la oportunidad de conectar de una forma muy potente con otras personas. ¿Quien no ha vivido la experiencia de sentir que conocen a una persona de toda la vida, con solo tener minutos dialogando? ¡A todos nos ha pasado! Eso sucede cuando la autenticidad entra en conexión y se convierte en pura magia. No es que esas personas poseen un ángel especial, no, simplemente son seres genuinos.

Debemos atrevernos a ser quienes somos sin importar lo que dejemos en el camino, el mundo necesita justamente de personas verdaderas, que vivan bajo sus propios esquemas, que la moda no lo dirijan, ni las influencias se impongan, mucho menos sus líderes, sean políticos o religiosos.

La autenticidad cumple un rol como valor, los profesionales de la conducta señalan que al ser humano desarrollarla se convierte en una capacidad que nos permite conocernos y aceptarnos, promoviendo de esta forma otras emociones y sentimientos como la autoestima, la objetividad y la autocrítica, bases fundamentales de un individuo maduro y responsable.

Ser auténticos nos hace fuertes ante nuestros valores y nos integramos positivamente a nuestra comunidad y a la sociedad.

El ser auténtico no nos hace graciosos ante los ojos de los demás, pero al ser reales nos convertimos en seres humanos capaces de mover montañas, vencer obstáculos, lograr nuestros objetivos y alcanzamos la satisfacción del alma.

La autenticidad sana y libera. ¡Estamos aquí, justo ahora para ser las verdaderas personas que somos, es el momento de vivir nuestra verdad, ser los protagonistas de nuestra historia y de nuestra vida. Con el favor divino de nuestro Señor Jesús nos leemos la próxima semana.

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