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¡Duarte vive! A través de su obra

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Maritza Morillo SueroSanto Domingo

El amor a la Patria es un valor cívico que se va cultivando desde el seno familiar, espacio donde se inicia la verdadera formación de los hijos; luego en la escuela el niño continúa fortaleciendo esa pasión hasta crear su propio juicio de cómo cuidar y defender los valores y símbolos que los identifican como una nación libre.

Wilson Gómez, vicepresidente del Instituto Duartiano, es un ejemplo de lo antes dicho. Desde pequeño vio en la figura de Duarte a un referente importante, no solo en la historia dominicana, sino también en la política, digno de seguir y emular sus enseñanzas.

De su amor por preservar y mantener vivo los valores de Juan Pablo Duarte, dice que fue un tema obligado en su hogar, porque su madre, Francisca Ramírez, es profesora y una mujer con la sensibilidad propia de una maestra que no escatimó esfuerzos para inculcar a sus hijos el cómo mantener en alto los valores de quien lo dio todo por entregar a los dominicanos un territorio libre de toda dominación extranjera.

Recuerda al Patricio como a un hombre intachable que concebía la política como una de las ciencias más puras de la vida y una forma honesta de trabajar por el bien común de los pueblos.

Cuenta que desde la posición que ocupa en el Instituto, cada día busca la manera de crear conciencia en la población joven y adulta para que mantengan los ideales de ese estratega con carrera militar y conocimientos de la soberanía y derecho constitucional.

Gómez reconoce que República Dominicana es un pueblo sensible y consciente de hacia dónde quiere llegar con su libertad. Entiende que aquí existen muchas personas capaces de darlo todo para defender su soberanía en caso de verla en peligro, a pesar de que le preocupa que a la materia de valores cívicos no se le dé un espacio en los centros educativos.

“Una de las tareas primordiales que tenemos en el Instituto Duartiano es difundir la vida y obra de este héroe a través de conferencias en centros educativos, publicaciones de libros, cartillas, distribución de encartes y presentación de documentales, además de ir a programas de radios y televisión llevando mensajes que recuerden su accionar en cada rincón del país.”, dijo el vicepresidente del Instituto Duartiano.

A Gómez le satisface contar con una familia que tiene en alto los valores patrios, y una de las cosas que más le emociona es cuando sale con su nieta, quien al ver ondear la Bandera Nacional dice: “¡Mira la bandera de buelo!”.

Más En espera. Wilson Gómez aboga por la aprobación del proyecto de ley de símbolos patrios, que lleva 10 años reposando en el Congreso Nacional y, según sus palabras, entiende que el mismo no ha sido aprobado por la falta de consciencia sobre los emblemas.

Protocolo. Recordó que en 1913 fue oficializado el Escudo Nacional, sin embargo, desde el gobierno de Trujillo, hasta la actualidad, ningún presidente se ha juramentado con la banda presidencial que lo exhiba de manera correcta, algo que define como increíble, ya que cuando eso ocurre se resalta el desconocimiento que hay en los órganos de protocolo de las instituciones públicas. El historiador dice en su libro “Simbogía Pastriótica” que la banda presidencial deberá terciarse en el hombro derecho del presidente de la República, descendiento hasta el costado opuesto, la franja azul se apreciará en el punto más próximo al cuello y el Escudo Nacional en la parte central del pecho.

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