CRÓNICA LIGERA
¡Brillar desde adentro!
En decenas de oportunidades me he encontrado con personas que no tienen ningún atráctivo físico, pero tienen un ángel especial que nos atrae y que no sabemos explicar. Es como si su cara, gestos y expresiones iluminaran todo el entorno, y esto a muchos nos hace sentir cómodas, atraídas posiblemente; y esos mismos rasgos hay quienes no los comprenden y terminan por no soportar a ese tipo de individuos, llegando tan lejos como a aborrecerlos sin razón, por simple incomprensión. No es que este tipo de personas poseen un exceso de seguridad o confianza, no, simplemente son seres humanos satisfechos consigo mismos, que ven la vida bajo otras perspectivas, que se sienten a gusto en su cuerpo, satisfechos en su piel y esto les hace generar felicidad y así lo reflejan, desde adentro hacia afuera, marcando una belleza inusual. No aplican los engreídos, ni los prepotentes. Ni los lideres de oportunidad, hechos a vapor. Lamentablemente, muchas de nosotras gastamos un montón de dinero para corregir defectos y hacernos bellas por fuera, es como si existiera un patrón de medidas específicas para llevar todas el mismo cuerpo, los mismos senos, iguales cortes o cabelleras y un mismo maquillaje. Como si todas fuéramos iguales o si las diferencias de tallas, medidas del cuerpo, color de piel, estilo y personalidad, no fueran partes únicas de nosotras, y justo donde pueden comenzar las diferencias entre unas y otras. Sin embargo, pese a la moda de los coach, el crecimiento personal, los recursos digitales, los cursos y talleres, no invertimos en nuestra belleza interior y mucho menos valoramos quienes somos, olvidando que la mayoría de los recursos que necesitamos para proyectarnos lo tenemos dentro, pero insistimos en buscarlos fuera, mostrando a lo externo una falsa perfección. ¡Error! Es todo lo contrario. Al cuidar, cultivar y trabajar nuestra alma, lo que mostramos brillará por sí solo y no habrá que hacer magia para reflejarlo. No existe nada más hermoso que un ser humano del cuál brote amor propio, pues estos brillan con calidez y valoran lo que tienen, lo que son y lo que sienten. Viven en gratitud y la transmiten desde lo más profundo de su ser. Son seres humanos simples, que disfrutan en lo poco y valoran lo mucho, poseen gracia natural, ríen a carcajadas, tienen fe y un gran positivismo. Su magia no es momentánea y no cogen poses, brillan de forma muy natural. Porque para brillar debemos estar en paz. Es un viaje que nace en el alma y se proyecta en nuestra actitud cotidiana. Nadie puede brillar sin antes sanar. “Nadie puede dar lo que no tiene”. Lo primero que debemos trabajar para conseguir una proyección brillante, magnética e irresistible, es nuestra mente. El que vive en la amargura, la negatividad y la autocompasión, eso proyecta y es lo que todos perciben. Es momento de conocernos, perdonarnos, cerrar capítulos y darnos la oportunidad de aceptarnos tal cual somos y todos los demás así nos percibirán. Las personas hermosas que brillan no se vuelven una luz de la noche a la mañana, unos son innatos, otros han tenido que trabajarlo. ¡Cada uno brilla tal como es! Afirma Bert Hellinger. Es momento de que irradiemos nuestra verdadera luz, que brillemos desde nuestro interior y lo mostremos al mundo de manera auténtica, sin las imposiciones sociales, económicas o bajo el esquema de vida de otros. Nos leemos la próxima semana.