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CRÓNICA LIGERA

¡Comencemos a despedir el año 2018!

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ANA MERCY OTAÑEZSanto Domingo

Estamos llegando a la etapa final de un ciclo y es el momento ideal para pasar balance. Además de las fiestas, encuentros, celebraciones, reuniones, angelitos y aguinaldos que trae el fin de año, este es el momento ideal para hacer un recuento, en lo personal y en lo profesional. Este período comprende un inicio y un fin, y aunque la vida no se termina cuando llegue la medianoche del treinta y uno de diciembre, sí es la clausura de una fase de la vida que merece una reflexión y todo cierre conlleva una evaluación. Recapacitar sobre cómo ha sido este tiempo que termina, es una invitación a que interioricemos con nosotras mismas sobre nuestro desarrollo, nuestros avances, logros y éxitos. De igual forma debemos ver nuestras caídas, los obstáculos y los enfrentamientos internos que hemos vivido. Yo, he tenido un año emocionalmente fuerte, un día mi mundo se viró. Sin embargo, acostumbro a comenzar mi evaluación anual por lo bueno, por las enseñanzas que me dejó cada situación y por quien soy después deÖ La idea es simple, consiste en magnificar mis aciertos, reconocerlos y felicitarme. Luego, miro mis errores, sin golpearme, ni maltratarme, sino aceptándolos y enfocándome en las mejoras, esta es mi fórmula ideal de aprender... Entonces cierro y comienzo a ordenar mi interior, esa es mi prioridad, un alma en calma, tranquila y en paz es la combinación perfecta que puede encaminarnos hacia lo que queremos lograr. Aquí comienza el baile de las mariposas, esa vorágine interior que viaja a toda velocidad en nuestro ser, a la que sanamente debemos abrimos para recibir el nuevo ciclo que inicia. Yo paso balance en soledad, para mí es un tiempo mágico, muy personal, que puede convertirse en un espacio de éxtasis emocional o de nostalgia permanente, es mi decisión en que lo convierto, pues ahí es donde afloran las distintas emociones que nos enfrentan a importantes sacudidas. Es justo en ese instante, donde debemos olvidar lo que no fue y concentrarnos en lo que queremos que sea. Nada es tan gratificante para los seres humanos como alcanzar lo que nos proponemos, pero no podemos olvidar que la vida también juega sus cartas y nos enseña sus garras. Cada quien debe hacer su revisión y tratar de convertir ese momento en un proceso de sanidad, aceptación, renovación y reparación, con el simple propósito de reconciliarnos con nosotras mismas, preparación inevitable para conducirnos hacia nuestras aspiraciones. Recomiendo evaluarnos, enumerar nuestras prioridades e identificar las acciones que nos inspiran y se convierten en impulsos de acción, al tiempo de ser fuente de motivación hacia nuevos sueños. No olvidemos mirar las metas inconclusas, no para darnos con el látigo de la frustración, sino para buscar aprender de lo que no fue y emprender un nuevo año con una actitud ganadora.

También debemos repasar aquellas metas que todos los años están en nuestra lista y nunca cumplimos, con la intención de identificar qué nos impide realizarlas; si somos nosotros o si dependen de otras personas. Una parte importante para mí son las mejoras, porque este es el objetivo principal de este análisis, esto es lo que amplía nuestro conocimiento propio. Cuando finalice su evaluación, agradezca a Dios por cada experiencia vivida, no olvide a las personas que han sido parte importante de su crecimiento y soporte de cada proceso. Con el favor del Todopoderoso nos leemos la próxima semana.

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